El odio que viene

El odio que viene


Confrontación en Charlottesville, Va. Photo: Baltimore Sun 

 

A raíz de los acontecimientos de violencia en Charlottesville, Virginia, han tenido lugar múltiples manifestaciones de protesta en contra del odio que profesa el racismo.

Hace una semana —el 19 de agosto— mi hija Valentina (18 años) me invitó a participar en una manifestación de repudio a los supremacistas blancos. Dicha protesta tuvo lugar en la explanada del edificio municipal de Dallas, Texas; acudimos más de tres mil personas, muchos con pancartas condenando u oponiéndose al racismo de los supremacistas blancos y ralea que los rodea… la pancarta que hizo y levantó Valentina dijo: “Love is the only side”: El único bando es el amor, confrontando así la frase que Donald Trump espetó, respecto al conflicto entre supremacistas y quienes los rechazan: “ambos bandos tienen la culpa”, dijo con desfachatez. 

Desde entonces han tenido lugar diversas manifestaciones, muchas —como la señalada— en las calles, otras en diferentes publicaciones, como el reciente artículo —27 de agosto— del ex vicepresidente Joe Biden en The Atlantic, desde donde hace oír su crítica a la postura de Donald Trump y alerta sobre estos grupos de odio. 

Biden destaca que Trump ha envalentonado a los neonazis y miembros del KKK “con sus mensajes de apoyo y consuelo”, al echarle la culpa de lo acontecido en Charlottesville “a los dos bandos”. La voz de Biden exhorta a “más de 300 millones” a unirse para dar esta batalla que ya se ha tenido antes, “pero que hoy representa un especial desafío”. El país, en efecto, está en un punto neurálgico en torno a todo este asunto. 

Ciertamente, Trump ha destapado la caja de Pandora: los extremistas de derecha, los supremacistas blancos, han salido de la obscuridad con toda su obscenidad como bandera. 

Tras Charlottesville los supremacistas blancos, esos fanáticos del odio, se sienten respaldados. En el país se discute en todos los ámbitos su sino, y lo que viene, se apela a la esperanza de aplastar el odio, de vencer a la bestia de mil cabezas de la intolerancia, pero luego del espaldarazo presidencial, lo cierto es que Biden tiene razón, la amenaza continuará, los supremacistas han anunciado que tras Charlottesville están listos —y motivados— para salir en pos de objetivos mayores.

No hay duda, están estimulados y se sienten respaldados ni más ni menos que por el presidente del país… la extrema derecha se mueve en los pasillos de la Casa Blanca, la intolerancia se enseñorea en la oficina oval, conspiran para “preservar” el “legado blanco”.

El espectáculo ya es cotidiano, los líderes del KKK o de grupos supremacistas blancos aparecen en la TV dando entrevistas y anunciando sus planes, sería de risa loca si no estuviese plagado de patetismo. ¡Bonito cuatrienio!, como para enmarcarse. El nacionalista blanco Preston Wiginton —ex alumno de la Texas A&M— estaba organizando una manifestación de White Lives Matter: Las vidas de los blancos son importantes (una paráfrasis del movimiento de los negros Black Lives Matter que lucha de cara a la violencia policiaca en su contra); el evento de Wiginton era para el 11 de septiembre en el campus de Texas A&M, con el racista Richard B. Spencer como orador principal, pero la Texas University recién anunció su cancelación temiendo otro Charlottesville.

Pero ahí van avanzando en sus locos planes los supremacistas de este país. Uno los sabe planeando postulaciones al Senado; a la Cámara de Representantes; haciendo promesas en nombre de la Derecha Alternativa (Alt—Right, un movimiento que aglutina ideologías de extrema derecha). Es un hecho, los extremistas de derecha han recuperado terreno desde que ascendió Trump en el panorama político. 

Estamos pues en un punto crítico. Por la otra parte se levantan quienes no están dispuestos a que los ultraconservadores avancen en la esfera política. Debo apuntar lo siguiente ahora: por una parte, es alentador que jóvenes como Valentina se pongan de pie y levanten su voz; por otra no sé qué tan bueno sea el nacimiento de grupos extremistas que impulsan el antifascismo. 

Ha comenzado a crecer a lo largo y ancho de Estados Unidos el movimiento Antifa, compuesto por opositores a los fascistas y toda la gama de ultra derecha... no es algo nuevo, pero la novedad estriba en que toma fuerza en el contexto actual del país. El problema es que son igual de radicales que los supremacistas y están más que dispuestos a la confrontación violenta. 

Yep: estamos en un momento crucial y el incompetente que ocupa la Casa Blanca le sigue echando leña al fuego: como usted sabe, otorgó el perdón al alguacil de Maricopa en Arizona, Joe Arpaio, condenado por un cargo criminal por sus redadas contra indocumentados que la Corte dictaminó inconstitucionales; lo dicho, no tiene moral, ese indulto desató nuevas oleadas de inconformidad entre asociaciones de derechos civiles y representantes de ambos partidos. 

Uno quiere poder decir que el proceso de destitución —por el Rusia Gate o por su incapacidad y distorsión de la realidad producida por su narcisismo— sobrevendrá próximamente, sin embargo, lo más probable —eso esperamos— es que las elecciones intermedias de 2018 reajusten ambas Cámaras y entonces sí, se detone dicho proceso. A ver. Mientras tanto habrá de contenerse el odio que viene.

Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano, para comentarios: caballeror52@gmail.com