Vivimos momentos fértiles 

Vivimos momentos fértiles 

Goache sobre papel hecho por Sofía del Mar Collins, incluido en Viento abajo.

 

 

A Tanya Torres, por compartir
su conocimiento, sin ningún reparo.

 

Colapso fértil

Escribo desde El Barrio, Nueva York, donde empecé a experimentar con la creación de libros. Gracias a la generosidad de la artista puertorriqueña Tanya Torres, y su Galería Mixta, aquí reconocí mis ganas de escribir sin tapujos, acompañadas por las de publicar sin otra aprobación que no fuera la nuestra. Fue, y sigue siendo, un ejercicio difícil, pero mediante este encuentro pude acercarme a otros límites, los internos. Hoy, en este espacio querido por tanta gente, existe una farmacia iluminada y amplia. Volvamos a marzo. 

Exacto. Se cumple un año del aviso de la pandemia en la ciudad. Yo sigo encerrada hasta que no puedo más. Las prácticas creativas fallidas me provocan salir a caminar sin rumbo fijo. Eso hago casi todas las tardes, después trabajar en la cocina-sala-cuarto-oficina-taller. Y cuando no salgo, me paro frente a la ventana para observar la sombra de los árboles deshojados. Cuando miro hacia arriba, a veces el cielo luce color página. Si pudiera cortarle un pedazo, pienso, lo doblaría en zigzag. Le tomaría una foto, y la compartiría en Instagram. A eso también le llamamos publicación. 

Quizás suene dramático, pero de los últimos veinte años, este ha sido donde menos he trabajado en un proyecto de encuadernación. Es más, borrar, deshacer, posponer, cancelar se han vuelto constantes. Rememoro. Ante la precariedad, agudizada por el aislamiento, las infinitas caras de la violencia, las horas laborales no remuneradas, y, por supuesto, los trucos patriarcoracistas que todo pretenden mercadear, sigo robándole tiempo al tiempo para replantearme por qué, desde dónde y para qué hago y no. 

 

 

Why do I create handmade books?

 

15 de diciembre de 2016
El Bronx, Nueva York

 

1

I do it to feel what silence is all about. To feel time. To place myself in between.

Lo hago para sentir el silencio y el tiempo. Para acomodarme entre ambos misterios.

 

2

Because it reminds me of the child that I once was.  

Yet I can also imagine myself being super old. 

Porque me acuerda a la nena que fui. 

Aunque también pueda imaginarme bien, bien vieja.

 

3

Most times I do them to make knots & let go. To stop dreaming & Act.

Muchas veces lo hago para amarrar y soltar. Dejar de soñar y actuar.

 

4

To read about unknown topics. For example, the function of pollen.

Para leer acerca de temas desconocidos. Por ejemplo, la función del polen.

 

5

To celebrate what my friends have taught me. It’s an ode to friendship.

Así celebro lo que me han enseñado mis amistades. Es una oda a la amistad.

 

6

It reminds me of most holidays. 

Es como un día feriado.

 

7

It doesn’t remind me of the word boredom. 

Olvido el tedio.

 

8

It moves me. 

Estos libros les dan la bienvenida a mis emociones. 

(No toda traducción es fiel al texto original.)

 

9

I play with papers, strings, cardboard, and plastic stuff that did not end up in the garbage.

Juego con papeles, hilos, cartones y cosas plásticas que no terminaron en el zafacón.

 

10

This is how I share my thoughts, poems, stories, weirdness. 

Así me gusta compartir mis pensamientos, poemas, historias, rarezas.

 

 

 

¿Por qué hago lo que hago?

 

19 de julio de 2007
Trujillo Alto, Puerto Rico

 

No creo libros para transgredir, los creo para crear. Creo para creer en mí, y en la capacidad humana de inventar, aportar, sanar, reír.

Si transgredo en el proceso, es simplemente parte del proceso. Es decir que no me obligo hacerlo. Romper para pertenecer al partido de los transgresores es absurdo, aburrido y dogmático.

Irónica esa búsqueda: la pelea contra el círculo del círculo del círculo del círculo de la élite de los poetas locales. Absurda búsqueda por ser tan planeada. Ilógica búsqueda cuando es impuesta por los literary inspectors.

Además, el arte del libro es milenario. Se han creados infinitas formas librescas. En otras palabras, no hay nada nuevo bajo el sol. ¿Por qué darles tanta importancia a esquemas intelectuales en un país donde la diversidad que caracteriza la hechura del libro brilla por su ausencia?[1]

Si el quiebre se da de manera natural, bienvenido el milagro. Seré una virgen preñada. Aunque, luego la ruptura termine siendo televisada, blogueada, domesticada, comercializada. Y me aburra de romper las reglas.

Mi propósito es unir. Intento armonizar dos maneras de ser: la pensadora compulsiva y la creadora por necesidad. La primera se nutre de las palabras. Es ella quien escribe esos poemas herméticos, y luego los descarta, los desmenuza, los tacha. Después, rendida e insatisfecha, se los entrega a la creadora por necesidad, y le pide que se los encuaderne. Obviamente la creadora, es mucho más juguetona.

La cosquilla viene cuando estoy envuelta en el proceso creativo. En esos momentos intensos y alegres no pienso en la tradición, en las editoriales, en los jefes. Cuando trabajo en mi cuarto, con los rizos paraos, a veces media desnuda y en chancletas, lo menos que me pasa por la mente es el crítico.

A veces, Sushi se trepa en la mesa de trabajo y pone sus patitas donde le da la gana. A veces, se acuesta encima de mis papeles, o me derrama la pega. Étampoco piensa en mí ni en los críticos. Como dice mi amigo: “Cats are there to remind you that you are not the center of the universe”.

 

 

Evasiones 

 

30 de marzo de 2021
El Barrio, Nueva York

 


“Espejismo y reflejos”, transferencia y linograbado impresos
sobre papel Rives BFK por Yolanda Velázquez, 2005.

 

Sin hijx ni casa propia ni marido ni permanencia laboral ni otro título universitario ni afiliación ideológica ni teléfono inteligente ni cuenta en las redes sociales. Alrededor del 2006 y 2007, llegué a creer que estas evasiones posibilitarían mi liberación. Interminables eran las conversaciones sobre el sentido de pertenencia a X, Y o Z. Intentaba balancearme entre las ganas de crear en el lugar donde vivía y la resistencia a echar raíces allí. Más complejo aún resultaba explicar que mi recorrido artístico se había realizado en Nueva York, aunque escribiera exclusivamente en español. Mi cabeza parecía estar a punto de reventar. ¿Puertorriqueña? Sí. ¿Isleña? Apenas. Contradicción total. 

Comparto un poema de esa época, para muchxs inentendible, publicado en ¿Entrelínea o secuestro? (2006)libro traducido al francés por Yarín Medina Gil. El mismo formó parte de la potente exhibición Ejercicios del reflejo: imagen apalabrada, palabra imaginada a cargo de la artista Yolanda Velázquez, llevada a la Galería San Juan Bautista del Museo de San Juan. 

 

Este pueblo de dios boquiabierto

es un látigo aburridísimo

peñón para lo subterráneo

es la barba condenada

                la baba divina

Aquí    tengo momentos de intenso picor y vergüenza

cuando me atrapa la lengua besucona

 

aquí     caducan hasta mis mapas

 

Por eso izo como bandera todopoderosa

el pellejo de un ayer caribonito sudado en la calle 107

 

Este incluye por ejemplo

el reflejo de nuestros pies retratado por un charco

las conversaciones colgadas en la Galería Mixta

la brujita de un circo colombiano

los pisos movedizos de la Casa Kushka

y mis dedos secuestrados casi falsos

 

Cualquiera reconocería mi desorden

si retrocediera la página

y como una llamada telefónica equivocada

diría transparentemente

ESA NO ES ELLA

 

No importa

asumo el regreso

aun sabiendo que los regresos no existen.

 

Ciertamente, trabajar con Yolanda Velázquez, otra de mis amigas-mentoras, fue indispensable para salvaguardar ciertas ideas en torno a lo me mueve a escribir y publicar, particularmente las más temidas por mí misma. De igual modo, la colaboración con la artista Waleska Rivera, con quien hice el poemario Caja de voces, (2006) también me ayudó a desprenderme de otro montón de ideas, que, hasta ese momento, sólo me servían de camisas de fuerza. Cerca de ellas, otras más y las ancestras, enmujerecía. Y lo que vino después, queda por contar. 

 

 

Hasta nuevo aviso

 

 


 “Confinamiento”, poema por Silvia Goldman |Dibujos por Anita Luz

Collage por Yarisa Colón Torres, 2000. 

 

Días antes del encierro, mudé todos mis materiales, herramientas y libros a un almacén. Luego, a un closet en un apartamento ajeno. Pospuse, además, los proyectos relacionados al poemario Viento abajo, entre ellos la exhibición del libro de artista, diseñado y creado junto a Sofía del Mar Collins y Yolanda Velázquez. 

No fue rápido el proceso de creación. Nos tomó alrededor de dos años armar un enorme libro acordeón que casi nadie ha visto.[2] Trabajamos, a distancia, desde Queens, Manhattan y, más tarde, Santurce, Puerto Rico. Quién diría que estaríamos hilando nuestro compromiso por las cosas hechas a mano vía WhatsApp o FB. 

Lo que sí completé, en mayo, fue un collage junto a Silvia Goldman, escritora y profesora uruguaya, y su hija Anita Luz, que lleva por nombre “Confinamiento”. Creado, desde Chicago y Nueva York, ahora forma parte de la publicación #13 de La Fanzine, un “proyecto independiente de publicaciones, de grapa y fotocopias, gratuita”, realizado en España. 

Siempre hay posibilidades. Aunque el aislamiento nos haga creer lo contrario, confío en que seguiremos dándole sentido y forma a nuestra rabia, temor, amores, vergüenza, deseos.[3] Esto que leen es un intento, uno que va mostrando mientras quito y añado, el valor de escribir sobre las experiencias junto a las distintas mujeres que nos han apoyado. [4] Menciono algunas en este ensayo, pero son tantas otras, comenzando con mi madre, quien recién cumplió años, y celebrarlo junto a sus hijxs y nietxs fue verdadero acto de amor insurrecto. 

 

 

Semillas

No todo es para la venta. El quehacer creativo puede desestabilizar jerarquías al suscitar redes solidarias. Un libro se toma su propio tiempo para pasar de mano en mano. Respetemos su ritmo. Puede ser un regalo. Regirnos por el apuro publicitario y la competencia socava cualquier gesto liberador. Resignificar aquello delicado, bello y frágil, que equivocadamente percibimos como signos de debilidad femenina, es también parte del enmujerecer. Que poetizar el estado de las cosas no sea otra trampa. Tampoco creamos para mostrarlo todo. Vale mirar atrás. Escribir es otra forma de doblar un papel para acércanos. Estamos viviendo en pleno colapso. Quiero pensar en su feracidad. 

 

 

 

 

[1] Hoy es muy distinto el panorama libresco en la isla. Los proyectos editoriales independientes, así como la creación de libros artesanales brillan por su potencia. ¡Nos inspiran en cantidad!

 

[2] En el portal de Sofía, http://sofiadelmarcollins.com/, podrán ver una selección de fotos de Viento abajo, el libro de artista.  

 

[3] Agradezco la lectura de Raquel Z. Rivera, Amalia Avilés Lugo, Sofía del Mar Collins, Javier Colón Caraballo, Yolanda Velázquez Vélez y Violeta Orozco. Sus preguntas, sugerencias y comentarios fueron clave para la redacción de este ensayo. 

 

[4] En Espacioasiray.blogspot.com se encuentran los textos integrados a este ensayo: “¿Por qué hago lo que hago?”, 19 julio de 2007, y “Why do I create handmade books?”, 15 de diciembre de 2016.

 

Otros artículos de la serie: “Transformar el silencio: ensayando la sororidad en la literatura”

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Lucía Carbó – Sivertsen: Yo no soy Michelle Obama

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ESCRIBIR EL CUERPO: TRES POEMAS COLECTIVOS

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María Mínguez Arias: “Maternar de incognito”

Kyra Galván: “Reflexiones sobre la maternidad: nuevas formas de maternar y paternar y las relaciones entre escritoras”

Violeta Orozco: “La expropiación de la intelectualidad en las escritoras latinoamericanas”

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