Venezuela, sus jóvenes y la condena de la violencia

Venezuela, sus jóvenes y la condena de la violencia

En esta época, las redes sociales nos inundan con millares de imágenes y videos de actos represivos por todos los rincones del mundo. Son imágenes que nos llevan a condenar todo acto violento y represivo, venga de donde venga, de gobiernos de derecha, izquierda y de centro (si es que todavía los hay). Es por eso que la represión en contra de los estudiantes en Venezuela se debe condenar. Ninguna muerte por armas de fuego es justificable, y eso incluye también los 32 mil muertos al año en las calles de Estados Unidos.

El miércoles pasado, tres personas perecieron producto del conflicto en las calles caraqueñas. Venezuela es un país dividido como lo son otros tantos países, incluyendo México. La violencia del Estado ha llevado a que un sector de la sociedad civil se arme para hacerse escuchar o para defenderse, ya sea con piedras, palos, bombas molotov o armamentos de calibre exclusivo del ejército. El caos que ha propiciado la ausencia del Estado nos obliga a replantear el concepto de democracia, no solo en Venezuela, México y Latinoamérica sino a nivel global. Presenciamos dicho caos gubernamental desde la Primavera Árabe hasta las marchas recientes en Venezuela pasando por el asesinato y desmembramiento de más de 100 mil víctimas en México por la estúpida guerra contra el narco.

Cabe señalar que la violencia propiciada por el Estado se manifiesta en al menos dos categorías: 1) La violencia producida por represión a la sociedad civil y en esta categoría encajaría la violencia en Venezuela, Egipto y Turquía. En los tres casos los disturbios comenzaron a partir de manifestaciones en contra de los gobiernos, sus políticas, abusos de autoridad, falta de libertad de expresión, etcétera. No está de más resaltar que el derecho a manifestarse debería ser un derecho universal ya que es legítimo manifestarse contra gobiernos de derecha y de izquierda que no respeten los derechos de los ciudadanos. 2) Cuando existe un vacío en el Estado o este se colude con el crimen organizado o las grandes corporaciones, también se dan brotes de violencia, tal es el caso la ausencia del Estado en México donde poblados enteros se están levantando en armas para protegerse a sí mismos ya que el Estado ha fracasado al no proporcionar seguridad a sus gobernados. Lo mismo se puede decir de Colombia, Centroamérica e inclusive de Estados Unidos donde el Estado no actúa porque no quiere debido a la cultura de las armas y la influencia de la National Rifle Association.

A pesar de la difusión de imágenes en las redes sociales, y de la escasa información que diseminan los medios corporativos de comunicación, los periodistas, artistas e intelectuales por lo general se abstienen de participar en la condena de un hecho (cuando esto lo requiere) o en el debate. A estos grupos les corresponde cuestionar el origen de la violencia en todas sus manifestaciones ya sea en las calles de Caracas, en las pueblos centroamericanos que se hallan bajo el dominio de la mara salvatrucha, las rancherías arrasadas por los zetas en el norte mexicano, en las favelas brasileiras de São Paulo, en los poblados bombardeados de Turquía, en las calles de Englewood, en Chicago, etcétera. El asesinato de inocentes es aborrecible tanto en el primero como en el tercer mundo.

Franky Piña. Editor de El BeiSMan.

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