Saber como saben los perros en la oscuridad

Saber como saben los perros en la oscuridad

los perros locos de Jorge Hernández

 

los perros locos de Jorge Hernández
El BeiSMan PrESs, 2016, 166 pp., $12.00, ISBN 978-1540681133

Recuerda que yo existo, porque existe este libro,
que puedo suicidarnos con romper una página.
—Eduardo García Montero

 

Al abrir un libro, se abre también la complicidad; te conviertes en huésped de sus páginas mientras sube o baja tu nostalgia y giras en la rueda de las palabras hasta quedar atrapado (por voluntad del escritor) dentro de una gota de lluvia. Al abrir este libro de Jorge Hernández, la gota que ahora eres, quedará atrapada en medio de la estrella formada por la jauría de los perros locos y el vértice de su pico, tocará justo el centro de tu pupila, mientras mojas tu índice.

Al leer estos versos, sentirás pulgas y garrapatas paseándose por tus pestañas. No lo sabrás muy bien, tal vez, logres que se suelten los perros locos para devorar, morder algún pedazo de piel o terminen peleándose por uno de tus dedos, que aún hojean este libro. Mientras te madrean, casi por inercia, caerán envenenados para levantarse de entre los muertos y continuar la persecución entre carcajadas de pan y piel (en este abismo/ cada palabra/ es un acto de fe).

Ahí queda mi sombra, como una meada de perro —dice Hernández

Pero no huyas de los perros hambrientos, están locos pero tienen forma de asterisco y el asterisco es la mínima expresión de una estrella. Súbelos a la azotea, no los amarres, pueden alcanzarte para que los acompañes a bailar sobre los techos las noches de luna llena. No sabrás explicarlo bien, pero ese perro que acecha por los rincones con intención de tocarte con sus letras, prepara el siguiente movimiento entre ruinas de luz. Ladra y dibuja un horizonte de dos tres verbos para lanzar piedras

Es un perro que convoca la tinta y la sed y cae alucinado entre unas piernas, para volver a nacer, desnudo en medio de la calle. La belleza está en la oscuridad: luz luz luz que se vaya el diablo y que se venga como dos sombras de tatuajes azules. Porque ese perro y todos los perros locos: son románticos, heridos, raspan como el tequila; como una daga, rasga la garganta; consuela y desconsuela, a golpes, sin temblor en sus adjetivos.

me llamo perro

Descúbrelo en todas sus formas, descúbrelo Argos en un charco de tinta, recorre esta oscuridad que es todas las calles, todas las ciudades, todas las palabras. El mismo Jorge Hernández, se muerde hasta el hueso, chupa la médula, afila sus colmillos con imágenes terribles: y las manos desmoronándose en el aire. Va y viene, sorprende así en la escritura como en la memoria. Te espera en el recoveco de una escalera, es perro pero desde la oscuridad, te mira con ojos de gato.

Una hoja después, te dejará respirar, te lanzará a la cara trece haikús apócrifos, donde el amor huele, asciende y clausura las sombras, en su pelaje sobrio, despojado de garras y colmillos, su odisea sabe a labios, piel, cuerpos: traje tinta/ la vertí en tu cuerpo/ ahora te leo... Perro romántico, loco, como son los perros; lamen su pelaje, se rascan, carcajean como hienas y se pintan en los poemas ¿Oyes ladrar los perros?

49 cabezas

Descúbrelo xolo, compañero entre la vida y la muerte. Iluminará las tinieblas, acompañará a los desaparecidos de México porque: El mundo es una mancha rota/ irreparable. Los perros locos se vuelven pájaros y aúllan ante la des- ilusión del porvenir. Lanzan gritos pidiendo paz pidiendo patria/ pidiendo aire verdadero[1]. Miran sobre los escombros, de esta patria deshilada.

Lector si has llegado hasta aquí, te has contagiado del color naranja que exudan estas páginas, te advierto que después de leer los versos del ajolote (perro mimetizado) recibirás el pilón. Te has dado cuenta,el final está a pocas hojas. Antes de cerrar el libro,habrás de tomar en cuenta que entre la luna, las flores y el amor, siempre hay muerte igual que un equilibrio exacto entre vómito y estilo.

Recuerda, no rompas las páginas.

 

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[1]José Agustín Goytisolo, 1956

 

Iliana Hernández Arce. Guadalajara, México. Ha participado en las antologías de Poesía: Osadía (2011); Arrebato (2012) y de cuento Caleidoscopio (2011). Con el libro de cuentos Suicidario ganó la beca del CECA 2013. Ha publicado en las revistas: Gaceta de la UdeG, Periódico de Poesía de UNAM, Monolito y El BeiSMan de Chicago entre otras. Docente en Sogem, coordina el Taller de Poesía La Calle de Cervantes y conduce el programa Poesía on the rocks en C7 Sistema Jalisciense de radio y televisión.