La Patria del indocumentado

La Patria del indocumentado

 
El regreso forzado. Foto: Guillermo Arias / AFP

Seguimos siendo mexicanos los que hemos inmigrado, pero nuestra Polis, nuestro lugar, nuestro quehacer político se dividió. Nuestra determinación primordial, aunque no lo aceptemos, es ser inmigrantes.

Ahora más de ocho millones de mexicanos viven en la zozobra de que pueden ser deportados en cualquier momento.

Luego de las grandes marchas llevadas a cabo entre el 10 de marzo y el primero de mayo de 2006, las represalias del Estado estadounidense hacia el indocumentado han sido despiadadas, no para expulsarlo sino para docilitarlo.

Para que el indocumentado viva en el miedo, hay que aprobar la construcción de un muro en la frontera aunque nunca se construya; para que el indocumentado viva en el miedo, hay que reforzar la vigilancia y aplicar una política diaria de deportaciones de baja intensidad (alrededor de cuatro millones de deportados desde el 19 de abril de 2006, fecha en que iniciaron las grandes redadas).

El Estado estadounidense lo tiene todo medido, Él sabe que sobra la mano de obra indocumentada y que esta política del miedo y de mordaza les proporcionará trabajadores productivos, serviles y agradecidos. El Estado le dice al indocumentado: si trabajas duro, si no andas exigiendo tus derechos, si no andas de borracho y en vez de la cantina vas a la iglesia, nadie te va a deportar; se un buen indocumentado y serás premiado; ¿con qué? Con mejores propinas, con overtime para que les des buena vida a tus dos familias: a la de aquí y a la de allá.

En esta "jaula de oro" cuántos indocumentados tendrán interés en participar en la vida política de México, en esa primera Polis que los denigró, que nunca les ha dado el trato de ciudadanos, que incluso aquí en Estados Unidos, siendo indocumentado, se les denigra menos que allá. La Patria del indocumentado se la han reducido a su familia. El único acto patriota es el envío de remesas.  ¿Y que está recibiendo a cambio el inmigrante? Vejaciones, asaltos a los familiares y hasta asesinato del padre o del hermano que seguía viviendo en el pueblo.

Esas son las dos Patrias del indocumentado: al sur, la de la Impunidad; y al norte, la del Miedo.


En la boca del desierto de Sonora. Foto: John Moore/Getty Images

Febronio Zatarain. Ganador del Premio Latinoamericano de Poesía transgresora 2015. Es autor de Veinte canciones en desamor y un poema sosegado.