La Flauta Mágica: #maravillosa

La Flauta Mágica: #maravillosa


Las tres damas y el dragón en La flauta mágica. Foto: Cortesía de Lyric Opera of Chicago

La Flauta Mágica de Mozart es una especie de cuento de hadas que brinda sorpresas de principio a fin. La historia del príncipe Tamino (el tenor británico Andrew Staples), su compañero Papageno y la princesa Pamina (la soprano alemana Christiane Karg), se desarrolla en el porche de una casa como si se tratara de una producción de teatro de barrio de la década de 1950. El escenario es una casa que gira y con cada vuelta, los personajes entran y salen por puertas y ventanas brindándole el dinamismo que requiere un público del siglo XXI.

La historia aborda los retos que enfrentan el príncipe Tamino, acompañado de Papageno (el vendedor de pájaros) en su búsqueda de la princesa Pamina, quien ha sido secuestrada por Sarastro para protegerla de su madre, la Reina de la Noche. Sarastro es el líder que le mostrará al príncipe el camino de la ‘iluminación’, haciendo énfasis en los valores de la humanidad, la hermandad y la misericordia.

Al comenzar la puesta, Tamino está tratando de escapar de un curioso dragón hecho de cajas de cartón y accionado por un montón de piernitas infantiles. Las tres damas de la Reina de la Noche (Ann Toomey, Annie Rosen and Lauren Decker), muy entaconadas, matan al dragón y después de discutir quien se quedará con el apuesto príncipe, éstas lo despiertan y le muestran el retrato de la princesa Pamina. Como en todo cuento de hadas, el príncipe se enamora instantáneamente de ella. Las damas le informan que la reina ha prometido darle la mano de la princesa si logra rescatarla.

El nombre de este Singspiel (un género de opera que incluye diálogo y canto) deriva de la flauta y las campanas que éstas les entregan al príncipe y a Papageno para protegerse durante su aventura. Los niños genios, disfrazados a veces de boy-scouts o a veces de policías, son los que guían a Tamino y Papageno en la búsqueda, recomendándole al príncipe paciencia, sabiduría y constancia para lograr su objetivo.

Pamina —cautiva— debe soportar el acoso de Monostrato, el ‘minion’ de Sarastro, mientras que Tamino ha de buscar a Pamina con Papageno a rastras, a quien lo único que le importa es encontrar novia, dándole un toque cómico al drama, como todas los historias de parejas disparejas. El simpático Papageno, interpretado por el barítono Adam Plachetka, se echa al público al bolsillo con su presencia escénica y estruendosa voz. Papageno tiene a cargo dos de las piezas más reconocibles de Mozart.

Me emocioné al escuchar las primeras notas de las campanas mágicas de Papageno. Reparé en la genialidad de Mozart, quien después de 225 años, sigue estremeciéndonos con su música. Los música que escribió Mozart en 1791, unos pocos meses antes de su muerte prematura, continúa vigente. El gozo de escuchar por primera o por centésima vez el aria de la Reina de la Noche (una de las partes más difíciles de cantar para una soprano) en la maravillosa voz de la americana Katherine Lewek, y el dueto de Papageno y su verdadero amor, Papagena, cuando por fin se encuentran, es indescriptible, y no hay necesidad de tener un oído entrenado. ¡El ‘Pa…pa…pa...’ es una joya universal!

La puesta está plagada de elementos aptos para un público familiar. La Flauta Mágica es una moderna delicia de más de dos siglos. ¡Imperdible!

La Flauta Mágica en el Civic Opera House.


Carolina A. Herrera nació en Monterrey, Nuevo León y se crió en la Ciudad de México. Es Licenciada en Ciencias Jurídicas por la Universidad Regiomontana (1989). Estuvo asimilada al Servicio Exterior Mexicano en los Consulados Generales de Chicago (1991-1997) y Houston (1997- 2000) como representante del IMSS. Desde el término de su comisión se ha dedicado a la traducción, interpretación y la capacitación de intérpretes. Miembro de la Mesa Directiva de El BeiSMan. Vive en Aurora, Illinois con sus hijos y Chester, su perro. #Mujer que piensa, es su primera novela. Síguela en twitter @blondieflowers