Iguala: ¡Todos somos culpables!

Iguala: ¡Todos somos culpables!

 

Los lamentables hechos registrados en Iguala donde dejaron como resultado varios muertos y la desaparición de más de 40 estudiantes de la normal Raúl Isidro Burgos ha llenado de vergüenza internacional al gobierno de México y al pueblo de Guerrero. ¿Pero qué relación tiene este caso con el proceso electoral del próximo año? ¿Qué tiene que ver el partido Revolucionario Institucional en esta tragedia?

En unos meses habrá elecciones en Guerrero y el PRI simplemente no tiene candidatos. Héctor Astudillo quiere repetir la candidatura al igual que Manuel Añorve. Cuauhtémoc Salgado se suma a esta lista, pero no es conocido en el estado. El único capaz de dar una batalla electoral es el actual Presidente Municipal de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos, pero para su mala fortuna no cuenta con la aprobaciones de Rubén Figueroa Alcocer y René Juárez Cisneros. Ellos son los verdaderos patrones del tricolor guerrerense. 

Así que Mario Moreno Arcos tiene que hacerse a la idea que no será el próximo candidato; orden de Figueroa y de Juárez Cisneros. Pero ¿qué grado de culpabilidad tiene la presidencia de México? Mucha. En la política mexicana existe una regla de oro no escrita: no cuestionar a un ex presidente. 

Hablemos de Don Carlos Salinas de Gortari, sí, el mismo que llevó al país a una de sus crisis más terribles. Durante el sexenio de Don Carlos ocurrieron dos homicidios que han sido el parteaguas de la sociedad Mexicana. El ex presidente —operando desde su clásico bajo perfil— tiene una teoría que pretende realizar en las próximas semanas.

Don Carlos ha puesto a operar toda la maquinaria del tricolor; ha mencionado que Guerrero merece tener una mujer gobernadora y ha puesto todo su capital político, humano y económico para que la actual secretaria de Turismo Federal, sea la próxima gobernadora. Me refiero a Claudia Ruiz Massieu, hija del finado José Francisco Ruiz Massieu y Adriana Salinas De Gortari. ¿Ahora entienden las razones de dicho apoyo?

El PRI tiene un miedo muy fuerte de no volver a ganar el estado de Guerrero porque, a diferencia del tricolor, la izquierda no tiene un candidato posible. Tiene cinco y todos con la capacidad para ser el próximo habitante de Casa Guerrero.

Por su parte, el PRI tiene la experiencia de generar crisis sociales, cómo actuar y, sobre todo, cómo resolverlas.

Si bien el gobernador Aguirre constitucionalmente es responsable de la violencia e inseguridad en el estado, no es el culpable de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. 

Pero si insistimos en buscar culpables de alguna manera todos lo somos: la sociedad, los medios de comunicación, incluso hasta los líderes normalistas por ir a “botear” a un lugar tan convulsionado como lo es Iguala. Incluso por pintarrajear una casa de un conocido narcotraficante, el mismo que ordenó a la policía municipal la posible ejecución de los futuros profesores.

Desde el regreso del PRI no ha cambiado nada. La economía es pésima, el desempleo se encuentra con cifras elevadas, existe una estrategia de seguridad que no da resultado, hay un despilfarro increíble en el gobierno federal. Y qué decir de las reformas: los únicos beneficiados son las empresas extranjeras y los caciques del país. Desde cuándo se cuestiona que Federico Figueroa Fernández, hermano de Joan Sebastian (sobra recordar los lazos del hijo de Juliantla con el PRI), es acusado de ser el líder del grupo criminal Guerreros Unidos.

¿Qué ha hecho el gobierno al respecto? ¡Nada!

Ángel Aguirre renunció al partido donde había militado por más de tres décadas. Toma la candidatura del PRD y gana unas elecciones con resultados históricos, algo jamás visto en la época moderna de Guerrero, incluso ni cuándo el PRI era partido hegemónico.

Aguirre Rivero no sólo aplastó a Añorve. Aplastó y desapareció al Revolucionario Institucional del estado. Las consecuencias están a la vista de todos. Culpables somos muchos, pero si pedimos renuncias debemos comenzar por la del propio presidente, la de su gabinete, la de senadores, diputados, gobernadores, diputados locales y presidentes municipales. Debemos exigir la renuncia de toda la clase política responsable de estos crímenes de estado o lesa humanidad, que sin duda alguna, seguirán agravándose en el transcurso del sexenio de Peña Nieto. 

Las preguntas obligadas:

¿Cuántos narco-alcaldes tendrá México?

¿Hasta cuándo el crimen organizado tendrá el control del país?

¿Hasta cuándo los mexicanos despertaremos?

¿Hasta cuándo?

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Agustín Perulero. Periodista guerrerense. Vive en Chicago.

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