El coronavirus y el otro lado de la moneda

El coronavirus y el otro lado de la moneda

Alma Domínguez: COVID-19, 2020

 

 

La aparición de este COVID-19 independientemente de lo rápido y peligroso que puede ser su propagación, ha evidenciado situaciones y comportamientos sociales muy interesantes. Vemos muchos tipos de personas: están las que se vuelcan a vaciar los supermercados, otros que se aferran aún más a su religión y oración porque dios todo lo puede. Por otro lado están los que lo toman a la ligera y se la pasan compartiendo memes en redes y cuando sienten el agua en el cuello suelen ser los más imprudentes, como ir a abarrotar tiendas cuando ya el contagio es inminente. También estamos los cuerdos que tomamos precauciones y vemos el toro desde la barrera.

Si el comportamiento de masas fuera un poco más homogéneo, se podrían implementar políticas publicas más eficientes en estas situaciones tan críticas, pero hay todo un abanico de comportamientos que vuelven esto más complicado.

La gente necesita garantizar las necesidades fisiológicas básicas para de esta manera sentirse segura, es la base de la pirámide de Maslow… ¿Qué tiene que ver el papel higiénico (entre otras cosas) en relación al COVID-19 por el que todo mundo se volcó en los supermercados? Hay algo llamado el Síndrome de FOMO (Fear of Missing Out) que mucha gente experimenta en estas situaciones, si vemos en la televisión y redes sociales fotos de los estantes vacíos del supermercado y vivimos dentro de una sociedad capitalista-consumista hasta los huesos, donde estamos acostumbrados a que tenemos lo que queremos cuando queremos y amenazan a nuestra comodidad, ahí brincamos, aparece un temor y una necesidad de actuar que solo expone una de las características humanas más desagradables, el egoísmo. “Lleno mis carritos de mugrero y medio no me importa que deje a los demás sin qué comprar”. La necesidad del papel higiénico lo veo sólo como un miedo irracional fomentado por las redes. “El papel higiénico realmente no importa, está muy por debajo de la lista de supervivencia en comparación con otras necesidades, como la comida o el agua, pero es algo a lo que las personas se aferran a tener como un estándar mínimo” dice Dr. Rohan Miller, experto en consumo.

A la par de este Síndrome de FOMO vemos, por otro lado, la amenaza real a la estabilidad económica de las familias. Al encontrarnos en cuarentena la gran mayoría de la gente económicamente activa, no está trabajando. En momentos como estos vemos lo poco preparados que estamos económicamente para imprevistos. No tenemos un fondo de ahorro para emergencias, no está dentro de nuestra cultura el chip instalado para guardar algo de dinero de manera constante para tiempos difíciles. Triste realidad, pero es un momento ideal para reflexionar y plantearse nuevos y más sanos hábitos financieros.

Si a la angustia y preocupación por cuestiones económicas de los proveedores del hogar se le suma la incertidumbre de cuánto va a durar esta cuarentena y aunamos el hecho de que no podemos salir y estamos confinados en casa… puede dar una capirotada de tensiones en la familia que en nada va a ayudar a sobrellevar la situación.

Necesitamos entender que estamos todos juntos en esto y es importante interiorizarlo dentro de nuestra mentalidad colectiva. Hacer cada quien su parte, salir de tu casa e ir a abastecerte de manera responsable, intentar sumarnos a alguna red de apoyo y ayuda para la gente más vulnerable. ¿Qué pasará con la gente en situación de calle? ¿Sabrán realmente lo que pasa y lo expuestos que pueden estar?

En momentos tan críticos como después de un sismo o huracán, podemos ver una fuerte y efectiva organización comunitaria. Lo que vivimos hoy en día es un contexto distinto, pero así como el Síndrome de FOMO puede sacar uno de los lados humanos más obscuros, siempre está el otro lado de la moneda: unión y organización pensando en los demás, con la esperanza de que cada quien, poniendo de su parte, saldremos pronto de esta. Aprovechemos para pasar tiempo de calidad con los nuestros, reflexionar y ser creativos ahora que el planeta nos está mandando a nuestro cuarto para que pensemos en lo que hemos hecho.