Chef Laura Martínez: navegar entre diferentes escuelas culinarias

Chef Laura Martínez: navegar entre diferentes escuelas culinarias

"Buenas tardes", contestó una voz desde el otro lado del teléfono. Vislumbré erróneamente a una mujer un tanto áspera que quizás no quería hablar más sobre su discapacidad, me sentí intimidada porque no sabía qué esperar de esta entrevista. Mientras caminábamos por el corredor del edificio, donde vive la Chef Laura Martínez, pensaba en todas las cosas que le quería preguntar pero en segundos sentí una ola de paz que me hizo enmudecer. En su departamento, ya sentadas en la sala, comencé a descubrir a este ser humano con estudios culminados, con experiencia de sobra y sobre todo con el alma arraigada a este mundo. El hecho de que sea mexicana, de que sea famosa, de que sea güera o de que sea invidente ya no importó. Lo único que quería escuchar era sobre su relación entre su cocina, sus sentidos y su vida.

A Laura le gusta cocinar con música; le motiva, así me lo dijo. Me la imaginaba parada frente a un mesón como el de Charlie Trotter escuchando a Beethoven. Era tan fácil recrearla desplazándose entre ollas, sartenes, cucharones y hornillas. Pensaba que sólo entre genios pueden tener ese tipo de conexiones, que sólo entre humanos muy sensibles puede haber una interacción sin necesidad de presencias. Y es que en efecto Laura es un ser especial, ¿cómo cocina si no ve? La respuesta es sencilla, sus manos están desarrolladas para sentir todo lo que nosotros podemos ver. La cocción de la carne, por ejemplo, es algo que nosotros diferenciamos mayormente por el color, para Laura es una cuestión de suavidad y textura, puede sentir con sus dedos cuando un corte está listo. Y no sólo son sus manos sino también con sus oídos y nariz. A los vegetales, como otro ejemplo, los escucha nadar con diferentes estilos entre las burbujas del agua hirviendo y ahí es cuando su olfato interviene para avisarle que debe rescatarlos de ahogarse y perder el sabor. Esta Chef tiene una relación muy íntima con los otros sentidos y esto es algo que me asombró sobremanera. Estar frente a ella y escucharla hablar sobre cómo crea es excepcional.

Además de su fuerza para sobrellevar una “restricción”, de su buen ánimo, es una persona humilde y generosa. Normalmente personas que se vuelven famosas tienden a “especificar” sus círculos pero la Chef Martínez, por el contrario, amplia los suyos enseñando. Dio clases a estudiantes y ancianos por más de dos años, y ahora está a la espera de que reinicien otro ciclo de estudios para compartir lo que le es dado. Es una persona de fe, de esas que creen en muchas cosas. Es tan devota de la Virgen de Guadalupe así como es devota de sus cuchillos, los que no le han cortado más que una vez en su carrera. Me comentó que ella intuye que quizás en otra vida fue uno y que por eso puede entablar esta relación de infinita confianza con ellos. Los maneja con una facilidad que asusta, los conoce al revés y al derecho y sabe perfectamente para que le sirve cada uno de ellos. Laura Martínez es una Chef que navega entre diferentes escuelas de cocina: la francesa, la mexicana, la italiana, entre otras. La mayoría de días se prepara diferentes platillos para descubrir más sabores, combina hierbas y aderezos para alimentar su paladar y regalar delicias a sus amigos. No usa ni copia recetas porque cree que es robar algo muy profundo de alguien y eso no le permite ser ella. Y de esta manera es como está avanzando en sus planes para abrir su restaurante. Lo llamará La Diosa, nombre para celebrar su fe y su fortaleza.

Este mes se celebra a la mujer, esta entrevista era parte de esa conmemoración. Después de visitar a Laura siento que deberíamos encomiar, todos los días, el hecho de tener seres tan magníficos como ella en este planeta en descomposición. Ella es un ejemplo a seguir no por haber sobrellevado su discapacidad sino por tener un amor tan grande a lo que hace, por tener un compromiso tan profundo con lo que le gusta, por trabajar arduo para lograr su cometido.

 

La Chef Laura Martínez pronto abrirá su restaurante La Diosa.

Belén Neira. Inmigrante ecuatoriana. Reside en Chicago.

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