Category: Letras USA
Hace cien años el mundo era diferente, pero a la vez era igual. Como el papel, aunque cambió de color con el pasar del tiempo, el mundo también retuvo su esencia.
Esta mañana cuando me acomodé en el escritorio para garabatear en mi cuaderno, mientras buscaba mi aparato para poner música, sonó el teléfono. Era Benjamín.
No sé cuánto vale un verso Menos cuánto vale un poema Pero sé que
El Putas dejó ver la jota de espadas, luego la de corazones, luego la de tréboles y al final volteó la de diamantes. Después masticó un slice de cheese pizza de la caja de Little Caesar y dijo que se los había culeado otra vez.
Te vistes, Yandelis. Te vistes despacio como certificando que todas tus ropas están en sintonía con tu cuerpo...
Los hermanos Ferruzca miraron la mancha cuadriculada, miles de luces blancas, miles intermitentes, luego dos hileras de luces rojas entre las cuales el avión aterrizaba...
(Las lombrices no usamos prendas delicadas Esos son los Bombyx mori con su arte de mutar)
Tengo trece padres. Como saben, ser hijo es difícil con un padre; con trece, se resuelven muchos problemas...
Nombrar el cuerpo de María Mínguez Arias, obra híbrida que abarca distintas épocas de la autora. Partiendo de un ejercicio memorialista entra en comunión con su cuerpo a través del ensayo y la exploración poética.
Pienso en ese dolor de estómago —presentimiento— que no se me quita.
No sé por qué. Hace días que voy de árbol en árbol, de viga en viga, buscando un cobijo que me haga sentir que esta noche va a ocurrir, que finalmente voy a quedarme dormida y descansar...
Soy hija de un par de campesinos que tuvieron que dejar la tierra para trabajar en la urbe...
No había nadie. El apartamento de Valentina estaba vacío. Y sucio. Lleno de los restos de la noche anterior, como vasos de plástico rojo, botellas, latas de cervezas, un cenicero con puntas de cigarros de marihuana.
al tiempo de la inocencia y las risas cuando el amor no tenía nombre, no se definía y todo era pulsión
Crecí sin saber que había diferencia entre 33 y 43, porque para mí todo suena a horno genérico. Pero hoy aprendí que sí hay diferencia, por supuesto que la hay. Y es que a 33 todavía es posible respirar.