Creada al tercer día, Dios dijo, en la palma de su mano me sostuvo con su lengua me dio vida con sus dedos guió el ápice...
—Yes, thank you, we’ll be there this afternoon. —Make sure you don’t forget the two forms of ID. —Yes, of course, we won’t forget. Colgué inmediatamente y le dije al Gordo que se apurara que ya pronto teníamos que reportarnos a trabajar...
Tarde marchaba don Lluís de vuelta al Palacio Episcopal esa noche. Pero es que el prelado se encontraba francamente mal. Una tenaza de fuego le apretaba las sienes desde la media tarde y los escalofríos le sacudían el cuerpo...
Don Anselmo Laínez es un hombre de esos que no se doblegan ante los golpes de la vida. Nunca imaginó que desde su nacimiento lo acompañaría una mala estrella, que atravesaría, descalzo, las brasas más ardientes que fuego alguno pudiese arrojar...
Vuelve el sablazo de la madrugada se oye el silbido de un pájaro que no lo es más bien un hombre herido vacunado con lo que ha podido pagar...
Sólo quería que no se muriera. Que no se muriera. No te mueras, joder.
Ella se hace bolita en el suelo. Las baldosas presionan con fuerza contra su cadera y hombro, y su cabeza está en el tapete del baño. Respira. Espera. No se mueve...
Escribo porque dicen que las personas de color y maricas no son de letras, para que no escriban sobre lo que mi cuerpo realmente no dice. Escribo porque la historia no habla de mí
Ay, mi amor, y yo en Samaná, con mi overol de palmeras verdes, rojas y rosadas, y mis mediapantis azul México, del mismo color que las gafas y la pulsera que me dio Nathalie que dice La Montra...
Volví a cerrar los ojos. Tranquilo, mi hombre, tranquilo, dijo Papá. Apreté los párpados con fuerza e invoqué a mis animales. En la oscuridad vi iris plateados, fosforescentes...
La orden es sacar todo lo que uno lleve en los bolsillos. Todo. Y colocarlo en una bandeja de plástico. Yes, belt also, keeys, coins, cellphones...
Dicen que vengo de una familia de mujeres. De una familia de mujeres fuertes...
Báñala en el Charco Azul en la Coca en Cabo Rojo en aquella playa que llaman Breña después restriégale el cuerpo
Una bruma de colores, la luz difusa de un cuarto blanco. Una cara irreconocible me llamaba de regreso al mundo, balbuceaba algo en inglés, quizás decía mi nombre, no lo recuerdo.
Y así quieren que salgamos de la caverna. Está cabrón. Me sacan a la luz sin esperar que me hiera toda esa violencia. La violencia de la luz, de dejar la casa de mi esposo sin saber nada, sin cambiarme de país ni de jefe.