De inmediato regresé a todas las lecturas que consumí durante la adolescencia, cuando construía mi forma de relacionarme y mi percepción de los hombres y lo otro fuera de mí, y me di cuenta de que para todos los autores dentro del canon mi papel sería similar al de Úrsula Iguarán, al de La Maga, al de la niña mala, al de Ana Karenina, al de todos los personajes femeninos cuya función principal era resistir, perdonar, ser compasivas, entregar sus vidas, convertirse en musas...
Solo fuimos dos. Margarita y Laura Suzán. Yo, con el matrimonio, la escritura y el tiempo, me transformé en Laura Vit. El principal defecto de ambas fue tomarnos la vida en serio. Quizá por eso, muchos años después, Margarita regresó a México, por unas cuantas horas, a ver a su padre moribundo. Le pedimos quedarse. Respondió: soy teniente del Ejército Sandinista, tengo obligaciones militares, y se fue...
No, nadie me enseñó a quererme, lo aprendo sobre la marcha. Desde niña escuché opiniones negativas sobre mi cuerpo y mi inteligencia. La palabra que más me hiere es “inútil”. Mis primos mayores solían decírmela. Cualquier oportunidad era buena para repetirme lo horrible, ignorante e inservible que era. Les creí. Anduve muchos años sintiéndome basura, me aseguré de silenciar mis opiniones y, sobre todo, de no aspirar a grandes cosas.
Escribo desde El Barrio, Nueva York, donde empecé a experimentar con la creación de libros. Gracias a la generosidad de la artista puertorriqueña Tanya Torres, y su Galería Mixta, aquí reconocí mis ganas de escribir sin tapujos, acompañadas por las de publicar sin otra aprobación que no fuera la nuestra...
Irene Vallejo sostiene que “el poder y la palabra, esos hermanos mellizos, se han abierto a muchas mujeres” y nos muestra historias de la Grecia clásica donde figuran Aspasia, Lala y Hortensia. Sofía, nuestra zapoteca-mixe, cuyo nombre es un remanente griego que nos llega allende los mares de occidente, es ejemplo de mujeres de sabiduría, contadas y contundentes, cuya lengua polífona es nuestra herencia de voz...
Solo hay una Michelle Obama pero 3.7 billones de historias de mujeres que día a día vivimos los retos de la discriminación de género, de raza, de edad, de credo y que gracias al apoyo de nuestros padres, la familia, la sociedad o una voluntad férrea individual hacemos una vida.
En el contexto del primer aniversario del SARS-CoV-2 en México, pienso las manifestaciones feministas que tuvieron cabida el pasado #8M en el país (y el mundo en general). La pandemia no ha impedido que un gran número de personas se congregue a modo de protesta y el movimiento feminista no ha sido la excepción en este tipo de actos...
Me enseñaron desde pequeña a callar, a decir poco, a no hacer ruidos inapropiados, a no mostrar dolor, angustia, tristeza. Me enseñaron que el dolor se vive en soledad y como me decía mi madre en sus momentos de angustia silenciosa y profunda: “la procesión se lleva por dentro”.
Hoy en este día, En este preciso momento, Levanto mi voz...
Por mí, por las que tienen miedo,
Por las que ya no están,
Y por las que guardan silencio.
“…Como feminista no estoy en contra del gobierno actual y más bien me interesa participar en la construcción de un México más justo, por lo que apoyo el proyecto político de la #4T. Empero, ello no me impide externar mis desacuerdos ante ciertas acciones y posturas del presidente, sobre todo en lo tocante al derecho de salud reproductiva a nivel nacional, así como a la problemática de la violencia histórica que impera sobre los cuerpos femeninos y que se traduce en el creciente número de feminicidios...”
Al respecto del día internacional de la mujer, le comentaba a una amiga poeta lo difícil que resulta en la práctica lectora cotidiana ser consecuente con la sororidad o simplemente con la curiosidad e indagación de voces de mujeres. En la literatura, en el campo social, en la filosofía y hasta en la literatura infantil las mujeres seguimos siendo percibidas como voces otras, raras y escasas...
Julieta se queja con Shakespeare. Ya le ha dicho que no le gusta el final. Aborrece a Romeo. En realidad es un chico indeciso y un poco atolondrado. Julieta no quiere morir clavándose una daga en la panza...
Cuando Franky Piña me invitó a organizar una lectura de antipoemas como parte de la celebración “Radical Self-Love” de Puntos de Encuentro, espacio híbrido que conducen Franky y la activista Sandra Dávila, lo primero que me vino a la mente fue preguntarme qué era exactamente la antipoesía...
Una parte de la sociedad mexicana te pedirá silencio y sumisión en tu papel de hija, madre, esposa, pareja, amante, profesionista y cualquier otro que se te esté autorizada a representar; te pedirá asimismo que ejerzas el papel de la maternidad como designio ultimo del género que te ha tocado vivir …
Hay una, la que está compuesta de chambritas, tonos azul y rosa, globos, caricias, abundante leche y miel. Esta maternidad pervive en álbumes de fotografías de cumpleaños con pastel apagando velitas, regalos y convivios, vacaciones jugando en el salpicón arenoso de las olas, alhajeros que guardan dientes pequeñitos, mechones de cabellos...