¡Ya basta!

¡Ya basta!

“¡Ya basta!”, concluyó el concejal George Cárdenas al referirse al desmedido número de deportados y familias divididas bajo la administración del presidente Barack Obama. Sucedió en la conferencia de prensa a la que había convocado la Alianza por los Derechos de los Inmigrantes de Chicago. Ya van dos millones de personas deportadas y en su inmensa mayoría no son criminales. Se trata de padres de familia, que al ser deportados, sus familias quedan al garete y muchos niños acaban en hogares provisionales, lejos de su idiosincrasia y cultura.

Así como el presidente Obama hará efectiva una orden ejecutiva para incrementar el salario mínimo, del mismo modo tendría que emplear el poder que le otorga su cargo para implementar una orden ejecutiva que detenga las deportaciones y extienda la acción diferida para las familias indocumentadas. En ese sentido, el 5 de febrero el concejal Cárdenas presentará una resolución ante el concilio de la ciudad de Chicago para que se pronuncie por la Opción B.

La opción B es un camino nuevo para aliviar la angustia de las familias que enfrentan la deportación y la separación. Además, es una vía ejecutiva para sentar bases para un plan de legalización que sea justo y humano. Hasta la fecha, el Congreso no ha mostrado un interés real en modificar de manera humana y justa el sistema migratorio, que en palabras del presidente “es un sistema roto”.

Obama tiene ante sí la oportunidad de cumplir parcialmente con su promesa de campaña de legalizar a once millones de personas. Estas personas ven muy lejano que el Congreso llegue a un acuerdo legislativo que sea justo y humano. Por el contrario, los republicanos parecen consolidar un plan para fragmentar la reforma migratoria, reduciendo los derechos de los inmigrantes, en concreto, buscan eliminar el proceso a la ciudadanía que por ahora todavía está vigente.

El congresista de Arizona, Raúl Grijalva, inició la campaña en favor de la Opción B, pidiendo al presidente que detenga las deportaciones y que extienda la acción diferida para los trabajadores indocumentados que sin duda serían elegibles para legalizarse. La carta de Grijalva ha sido firmada por 29 congresistas, 3 de ellos de Illinois; se buscará continuar la promoción de este movimiento entre los congresistas, concilios municipales, condados y legislaturas estatales.

El presidente ya lo ha hecho anteriormente con los jóvenes “soñadores”, en respuesta a las movilizaciones de la juventud para demandar una solución a sus demandas. Sucedió una vez que el Dream Act había recibido la negativa por parte de los republicanos y demócratas conservadores. Obama estableció la Acción Diferida para los jóvenes estudiantes y jóvenes inscritos en las fuerzas armadas. Los republicanos trataron de desestabilizar dicha medida presidencial, incluso amenazaron con eliminarla.

Finalmente, la Acción Diferida se impuso, aunque todavía un buen porcentaje de jóvenes no ha podido solicitar por los altos costos, especialmente para aquellos que son de escasos recursos y se encuentran inhabilitados para trabajar por falta de documentación.

Sin embargo, la medida regresó la confianza a los votantes y nuevamente los latinos, ahora con más contundencia, dieron su voto al presidente y lo reeligieron.

Pero la promesa, devino en mentira. El año pasado el Senado dirigido por los demócratas se puso de rodillas al aprobar el “Frankenstein legislativo” SB 744. Con esta propuesta se busca militariza la frontera, crear más cárceles para criminalizar y detener a los indocumentados, y esboza un camino tortuoso a la regularización y apenas ofrece una esperanza efímera para obtener la ciudadanía.

Bien decía el concejal Cárdenas que estamos frente a un país dividido, y el presidente no ha hecho lo suyo para unirlo, dos millones de deportados significan una división enorme de nuestras familias.

Por ello la campaña para proteger a nuestras familias ha tomado gran relevancia en Los Ángeles y San Francisco, ciudades con una gran población de personas indocumentadas, que por fortuna cuentan con legisladores y asambleístas con un buen sentido común. Tanto en Los Ángeles como en San Francisco las resoluciones ya han sido aprobadas, y para incrementar el impacto y la discusión a nivel nacional se someterán resoluciones similares en Arizona, Seattle y Chicago.

Esta campaña toma más sentido después de escuchar al presidente Obama; dijo en dos oraciones que este año tenemos que aprobar la reforma migratoria. En las cámaras se dejó traslucir la frialdad del vocero de la cámara baja, John Bohener, cuando el presidente tocó el tema de la reforma migratoria. Se observó un vacío bien pesado en el ambiente.

Queda claro que es muy poco lo que se puede esperar de la reforma migratoria, aparte de discursos con supuestas buenas intenciones. En el tema migratorio Obama se quedó corto y no se comprometió a nada en específico más que a una afirmación que hasta ahora es un mero eufemismo.

Después del discurso presidencial estamos donde mismo: en manos de los políticos republicanos del Tea Party. Estos son profundamente anti inmigrantes, buscan someter su propuesta de reforma migratoria en trozos con una intención patronal de explotación de trabajadores, sin derechos adquiridos, eliminando el procedimiento de ciudadanía, entre otras ignominias.

Pero tampoco los demócratas, ni el presidente Obama han dejado una puerta abierta para reformar el sistema migratorio con justicia y dignidad. Por ello el mejor mensaje es ¡Ya basta! ¿Hasta cuándo vamos a aguantar con la cabeza agachada?

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Carlos Arango. Director ejecutivo de Casa Aztlán.

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