Uno y sus filias
De un tiempo a la fecha Uno ha venido cayendo en una especie de adicción a determinadas series (en Netflix y en HBO), con relativa frecuencia cuando llega el preámbulo del sueño. Algo le dicta que tome su tableta o encienda su computadora y se eche un clavado a uno o dos episodios de esta o aquella.
Uno la pasa bien, aunque es raro cuando Ella acepta que Uno le comparta una de esas filias. Algo la mantiene entretenida, a esas horas, ya con su teléfono inteligente, ya con sus programas televisivos, mismos que alterna y revuelve lo mismo series que informativos o entretenidos: Va de Criminal Minds y Law & Order a su favorito Fixer Upper o Property Brothers para volver luego a Big Bang Theory y algún otro por el estilo.
Anoche Uno se acercó a su lado cuando Ella terminaba de ver un episodio nuevo de Law & Order. Al final de su programa Ella cogió su teléfono de la mesilla al lado de su reclinable y Uno cogió el control de Apple TV y le dijo que si quería ver algo con él… “No gracias”, escuchó, pero Uno sabía que Algo propiciaría la comunión, Uno tenía muy claro que Ella sería imantada por David Letterman y Barack Obama… tal como ocurrió.
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Con el título My Next Guest Needs No Introduction (mi siguiente invitado no necesita presentación) reapareció en pantallas David Letterman, el legendario conductor del Late Show en la CBS-TV, quien se había retirado de la televisión hace dos años.
Pero ahora —desde el pasado viernes (12 de enero)— Letterman aparece en Netflix, esa plataforma de streaming, y su primer invitado —de lujo— ha sido el ex presidente Barack Obama.
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Semanas atrás Netflix adelantó en un boletín datos sobre el nuevo programa y repasó otros sobre el singular conductor, se dijo…
Que… Letterman comenzó en 1983 en la NBC primero con el llamado Late Night
Que… dirigió The Late Show entre 1993 y 2015 o sea más de tres décadas (inundando —dice Uno— la cultura popular estadunidense con su sarcasmo y buen humor, por lo general ácido, pero con buen talante)
Que… el nuevo programa de Letterman consta de seis entrevistas
Que… serán mensuales, es decir estarán a disposición de los interesados día tras día en cualquier horario, un invitado por mes hasta junio, cuando concluye esta primera temporada (Uno anticipa que habrá una segunda, por supuesto)
Que… luego de la realizada con Obama, David Letterman entrevistará a George Clooney (de quien ya adelantó un breve segmento), también a Jay-Z, Tina Fey, Howard Stern y a Malala Yousafzai
Que… Netflix cuenta hoy por hoy con 110 millones de suscriptores en alrededor de 190 países
Que… estas entrevistas serán más largas y más íntimas, (serán vis a vis en un escenario prácticamente desnudo, tan sólo una silla y un micrófono para cada uno y, tras ver la realizada con Obama Uno espera —además de la incisiva curiosidad de Letterman y su oficio para ir al fondo— entregas tipo reportaje)
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Ciertamente al estar ante un único invitado, Letterman desarrolla la entrevista con ribetes del reportaje al salirse del estudio para entrevistar —en esta ocasión— a John Lewis, complementando uno de los temas tratados con Obama; asimismo al hacer cortes de cámara para mostrar fotografías diversas que apoyan lo que se va comentando.
Letterman realiza la primera entrevista de TV que concede Obama, tras el primer año como ex presidente.
La charla Letterman-Obama es (sin afán de echar a perder el programa para quienes no lo hayan visto) una exposición del talento, la visión, los sentimientos y opiniones de quien ocupó la Casa Blanca durante 8 años, toda vez que —como dijo— fue la experiencia de haber alcanzado la meta de una carrera… pero desde luego van más allá en la vida del entrevistado y en su horizonte
Por evidente, dejan de nombrar a Donald Trump cuando en un momento dado, para arrojar una serie de preguntas, Letterman desliza: “Supongamos que existe una democracia y que el proceso de votación se ve infiltrado por países extranjeros. ¿Qué resulta más perjudicial para esa democracia? ¿Sería la desvalorización de la prensa por parte del dirigente de esa democracia? ¿O sería que alguien haya interferido en el proceso de votación?”.
Y Obama responde: “Uno de los mayores desafíos en nuestra democracia es que no compartamos una fuente común de hechos concretos. Lo que los rusos explotaron, pero que ya era parte de la realidad, es que estamos viviendo en universos de información completamente distintos. Si alguien mira Fox News, vive en un planeta totalmente diferente que alguien que escucha, por ejemplo, la programación radial de NPR”.
Abordan la división del país, las grandes desigualdades y la patética realidad de que en Estados Unidos se vive una democracia con escasos votantes, y en donde comicios tras comicios hay trabas para mejorar el sistema electoral.
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Vemos a un Letterman con una espesa barba blanca —que “parece salida de la Biblia” le dice Obama entre risas— compartiendo anécdotas familiares a partir de preguntar sobre la vida después de la Presidencia; vemos a Obama sintetizar el momento inicial que le tocó como primer mandatario, con una economía colapsada, con 800,000 puestos de trabajo perdidos y con dos guerras; vemos a ambos intercambiar puntos en torno a los derechos humanos con la coyuntura actual como contexto.
El genio del conductor y el brillo del entrevistado componen una conversación divertida y sin desperdicio en los 56 minutos de su duración. Obama confirma que sigue viviendo en Washington, “en el mismo vecindario”, a unas cuadras de la Casa Blanca; también ambos enfocan la Fundación Obama en Chicago, en el Centro Presidencial que lleva el nombre del ex mandatario y que incluye un museo de arte, aulas, laboratorios y espacios al aire libre, con programas juveniles que ayudarán a crear “nuevos líderes políticos”.
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Uno se queda con un buen sabor de boca luego de disfrutar el encuentro entre David Letterman y Barack Obama, y como un postre la lectura a la mañana siguiente. Uno suele leer por las mañanas algunas publicaciones, entre una y otra recuerda que, en los primeros meses tras haber dejado la Casa Blanca, el ex primer mandatario se mantuvo alejado de actos políticos, incluso de la escena pública; por eso le complace saber que, avanzando los días de 2018, este año de las elecciones de medio término cuando se dan los reacomodos en ambas Cámaras legislativas y algunas gubernaturas todo indica que Obama jugará —parece que ya lo juega— un papel importante entre los demócratas.
Su oficina privada en el West End de Washington, a una milla de la Casa Blanca, se ha convertido en un sitio frecuentado cada vez más por políticos demócratas que acuden con el ex presidente por consejo y apoyo. Se dice que está listo para crear estrategias tras bambalinas con el Comité Nacional Demócrata.
El dirigente de ese Comité, Tom Pérez, le explica a Edward-Isaac Dovere de Político, que Obama saldrá a apoyar a los candidatos demócratas, de diferentes maneras no sólo con eventos para recaudar fondos. “El tipo que fue senador en 2004 y fue presidente de los Estados Unidos cuatro años más tarde, en 2008, “sabe algo sobre ganar elecciones”.
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Este año se juega la recuperación del país por las fuerzas progresistas. Cuando Letterman entrevistó al congresista Lewis para complementar su encuentro con Obama, lo hizo caminando a su lado en el emblemático puente desde Selma hacia Montgomery, Alabama, donde hace más de 50 años los afroamericanos —con Martin Luther King y John Lewis a la cabeza— cimbraron al país al marchar para obtener su derecho a votar.
A mitad del puente Letterman le preguntó: “¿El gobierno actual causa un enorme retroceso al progreso?”, y con calma, el congresista Lewis —el mismo que se negó a ir a la toma de posesión de Trump— le respondió: “Es un retroceso para las esperanzas, los sueños y las aspiraciones del pueblo. No sólo de los afroamericanos, sino también de todo Estados Unidos. Lo que sucede en Estados Unidos hoy, pone en peligro no sólo al país, sino a todo el planeta”.
Al final del programa Ella estaba más contenta que antes, igual que Uno.
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Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano, para comentarios: caballeror52@gmail.com
