Óscar Romero buscando otra pared

Óscar Romero buscando otra pared

Óscar Romero: El renacimiento y la era del virus

 

 

El artista plástico Óscar Romero, radicado en Chicago desde hace más de tres décadas, nos habla de su trayectoria como muralista, su experiencia como migrante y la relevancia del muralismo en nuestros días. ~Carolina Herrera

 

 

¿Nos puedes hablar sobre tu trayectoria como artista plástico?

Soy de una familia que lleva el legado de varias generaciones preservando cantidad de matices en varios ramos de expresiones culturales, como la escultura en madera, el grabado, la pintura, el dibujo, así como también en la música, el canto, la danza y otras formas de expresión. Mi mamá me enseñó a dibujar desde muy pequeño. A ella le gustaba cantar, tocar el piano y era una excelente cocinera. Mi padre era tapicero, tejedor y trabajaba la piel para hacer cantidad de derivados. Además, era técnico electricista. De niño, veía a todos mis hermanos mayores pintar y dibujar. Eso era normal en la familia, yo creía que toda la gente era igual. Mi primera pintura en acuarela la hice a los seis años y a los ocho logré mis primeras pinturas al pastel y al óleo. Me gustaba experimentar con los materiales, veía sus cualidades y limitaciones también. En la primaria gané un premio de interpretación en dibujo sobre cuentos y fábulas. En la secundaria, mi mamá me inscribió a una escuela de artesanías donde yo era el alumno más joven. Yo hacía bajo relieve, tallado en madera, ebanistería, moldeado y reproducción en yeso, pasta y papel maché. Después empecé a tomar clases en los talleres libres de La Esmeralda, donde Frida Kahlo dio clases y después sus discípulos, algunos de los cuales fueron mis maestros. Hice mi primer mural mientras estudiaba el bachillerato en la UNAM. 

 

¿En qué año emigraste a Estados Unidos y por qué decidiste hacerlo? 

En 1985, mi hermano Alejandro Romero me invitó a que le ayudara a trabajar un mural en una universidad en Chicago y fue cuando pasó lo del terremoto de la Ciudad de México. Yo quedé muy afectado pues gran parte de mi familia vivía en el DF. En 1989 empecé a hacer murales en escuelas, seminarios, restaurantes, oficinas de dentistas y abogados, etc. Era un campo virgen y había muy pocos artistas latinoamericanos. Mi primer mural comercial lo hice para el restaurant mexicano Lindas Margaritas. Los dueños, César Dovalina y Myrna Salazar, me dieron la confianza y la primera oportunidad, y de ahí siguieron más comisiones, en lugares más lejanos. Llegué a Minnesota, Wisconsin, Michigan, Indiana, entre otros estados.

 

Hoy en día cuando se han ido acabando los ismos, ¿en qué tradición o escuela se inserta tu obra? y ¿cuál es tu objetivo como artista?  

La participación de artistas en las escuelas, ya sea para enseñar, o decorar, eso depende de la buena voluntad de quienes dirigen las escuelas, y de los apoyos de patrocinadores, eso es muy importante pues para tener contacto con los jóvenes y padres de familia hay que proteger y cuidar la cultura y las tradiciones y sumar también nuevas ideas, pero deben ser cuidadosamente seleccionadas para ayudar a fortalecer la paz, y motivar a los jóvenes para que sigan estudiando y mantener sus lazos con la familia y la sociedad. Mente sana en cuerpo y espíritu, así se logra dar luz a la creatividad y la motivación para cuidar nuestro entorno, el arte, la música, la poesía, y la ciencia ya que son instrumentos para llegar a la virtud. Ésta protegerá no solo a los seres humanos sino también a la flor y fauna y así cuidamos el medio ambiente del planeta. Mi esperanza es que los líderes comunitarios, políticos y religiosos, incluyan el arte en sus vidas.

 

Además de ser pintor de estudio, también has explorado el muralismo. ¿Para qué sirve el muralismo? ¿Acaso no es una tendencia que se apaga? ¿Sirve el muralismo a la comunidad? ¿A la geografía? 

La primera huella del hombre fue el muralista de las cavernas. A nivel mundial hay pinturas en todos los continentes que datan de hace más de 35,000 años. Y lo primero que se ven son las manos plasmadas en los muros, en los caminos, en cuevas y túneles. Ahí están las huellas de los hombres en sus pinturas. No se ve mucho de instrumentos musicales, o de escritura, o de religión, lo primero que se ve es cómo el hombre interpretaba lo que veía a su alrededor, ese es el primer lenguaje de la especie humana: EL MURAL. Hoy en día, es lo mismo, solo que ahora con pantallas iluminadas con imágenes y anuncios gigantescos, comunicando mucho de la sociedad sin utilizar tantas palabras. Si hubiera una guerra mundial, desaparecería todo en el mundo, pero no los murales que hicieron los humanos 35 mil años atrás. Yo siempre ando como un cazador buscando una pared, un muro y a un patrocinador, para dejar un mensaje de paz y amor para la humanidad.

 

Pilsen se ha gentrificado en los últimos años y algunos de los murales originales han desaparecido o han sido reemplazados por otros. ¿Cómo experimenta un artista como tú esa transformación? ¿Es válido el desplazamiento?

Pues ni modo, eso pasa todo el tiempo. A Pilsen llegaron los checoslovacos, los polacos, los alemanes, los irlandeses, los italianos. Pero hay que recordar que antes era un lugar de nativos, como los potawatomi, los algonquinos, los cahokia, etc. Ahora la comunidad es de latinos, pero muchos son millenials y han ido perdiendo el español. Cuando voy por la calle en Pilsen, escucho a la gente hablar en inglés, español, polaco, chino, griego, italiano, lituano, checoslovaco y eso me gusta mucho. 

 

¿Tienes alguna exhibición en puerta? ¿En qué proyecto o proyectos estás trabajando? 

Siempre tengo una o dos exposiciones al año, ya sea aquí o en el extranjero, aunque por los dos años de pandemia no hubo gran cosa. Todo fue virtual, pero me di cuenta de que también empieza a haber censura o bloqueo si no está clasificada, vivimos otra inquisición. Los mayas tenían razón, la historia se repite. Hay que adaptarse a las circunstancias, pero a mí me gusta más el mundo real, no mucho el virtual pues si se va la electricidad este mundo no camina, depende mucho de la tecnología y de sus candados. Estamos a la merced del universo y nosotros los humanos jugando a las canicas con esta tecnología peligrosa que nos puede llevar a cometer locuras sin causa alguna. Pronto daré a conocer los detalles de mi próxima exposición. 

 


El Maestro Óscar Romero