Rita Bustos: "Nos mintieron. Nos siguen deportando"

Rita Bustos: "Nos mintieron. Nos siguen deportando"

Hoy que la izquierda gobierna en el Uruguay a Rita le encantaría tomar mate con el Presidente José Mujica; él también fue un Tupamaro. Rita me dice que Mujica es un hombre sin pretensiones, que vive humildemente y avanza dando pasos importantes en la tierra de Rita Bustos. Antes de continuar, cabe notar que Rita vive en Chicago; tiene una historia conmovedora y además ha sabido llevar el cáncer por una década, y ha acumulado unas treinta operaciones. Sigue peleando como lo ha hecho desde que nació, me comenta.

Dice que lo importante es encontrar el botón y echarlo andar para entender la vida como una batalla, muchas veces cuesta arriba. En la década de 1980 una práctica médica mal ejecutada casi la llevó a perder su pierna. Un día se tropezó en su departamento que tenía en la calle 24, en Pilsen y de una fractura que era casi insignificante, el asunto terminó en manos de los mejores especialistas para salvarle la pierna. Le tuvieron que hacer injertos y el caso terminó en los tribunales. Los médicos la desgraciaron y desde ahí se han venido dando una serie de sucesos que hoy en día padece de cáncer en el sistema óseo.

A Rita y su familia —padre, madre, esposo y Michelle— les tocó partir al exilio. Se refugiaron en Paraguay. Rita pertenecía a ese conglomerado de inconformes que se oponían a la dictadura cívico-militar de Uruguay. Desde aquellos años de efervescencia del movimiento Tupamaro hasta está época por fin se vio la luz con la elección de José Mujica como presidente del Uruguay.

Sin embargo en Paraguay —bajo el dictador sanguinario, Alfredo Stroessner— Rita y su familia tuvieron que salir buscando otra oportunidad. Así viajaron a Florida y de ahí a Chicago donde su Papá tenía un amigo.

Conocí a Rita y a Miguel en el Instituto del Progreso Latino cuando se localizaba entre las calles Loomis y 17. Eran mis estudiantes de historia. Rita, aparte de ser muy inteligente, era muy colaboradora y poseía una gran capacidad de liderazgo. Siempre manifestaba y contagiaba sus deseos de hacer algo por sus semejantes.

El Instituto era un lugar singular en Chicago. Ahí se hablaba de Paulo Freire, el gran educador brasileño y fundador de la pedagogía de la liberación. También se hablaba de América Ocupada, de Rodolfo Acuña; de El laberinto de la soledad, de Octavio Paz; por no mencionar los manuales de Martha Harnecker, socióloga chilena.

La vida de Rita y su familia transcurre en Pilsen mientras Miguel trabaja en restaurantes argentinos en la ciudad. El señor Bustos es originario de Argentina. Vino a Chicago con toda su familia a buscar lo que los inmigrantes buscan: empleo y una forma digna de vida. En Chicago nació su hija Tania.

Rita se inscribió en un entrenamiento de organizadores patrocinado por la Coalición Acción Latina localizada en el barrio puertorriqueño; la dirigía el Reverendo Jorge Morales. Este dirigente comunitario practicaba con gran valentía la resistencia civil en las luchas por empleos para latinos. Y ya a otro nivel en la ciudad, Casa Hermandad General de Trabajadores fue crucial en el desarrollo de muchos líderes comunitarios, tales como Rudy Lozano, Felipe Aguirre y Linda Coronado. En conjunto las organizaciones programaron cursos de organización para crear cuadros de lucha comunitaria. Los participantes incluían a Noé Márquez, Víctor M. Cortés, Arturo Jáuregui, Roberto Cornelio y, por supuesto, Rita Bustos. Sin duda estos organizadores obtuvieron grandes logros en Pilsen, en la década de 1980.

Rita fue organizadora de Pilsen Housing and Business Alliance en el este de Pilsen, y junto con Guillermo Gómez, Arturo Vázquez y yo luchábamos contra el desplazamiento de las familias mexicanas de Pilsen. Rita estaba encargada de los comités de cuadra, los sábados sonaba una campana y los residentes de la calle Jefferson y Desplaines salían a limpiar las calles para limpiar la zona. En ese entonces, los niños jugaban en las calles Union y 18, hasta que se logró la construcción del parque Jefferson.

En Casa Aztlán, Rita fue nombrada directora ejecutiva de la asociación de Derechos Obreros, una organización pionera en la luchas por el empleo para los latinos en los hospitales. También le tocó manejar y participar en el rescate del edificio que todavía tiene APO, en la calle 18 y Bishop. Junto con Pablo Torres y Ramiro Borja se aventuraron a confrontar y desnudar al sistema al poner al descubierto la falta de trabajadores hispanohablantes en el área de servicios y salud de Chicago.

Uno de sus actos más peculiares fue cuando Rita se encadenó en muletas afuera de la oficina de Peoples Gas presionando para que la empresa aceptara emplear latinos. Lo mismo hizo con la compañía de transportes Greyhound y la oficina de correo.

Llegó el momento que salió de Pilsen y se fue a organizar a West Town Coalition con Rosa Román, Tito Vargas y otros líderes del norte. Ahí le tocó luchar con y contra Luis Gutiérrez y otros políticos que no estaban cumpliendo con las demandas básicas de la comunidad y las escuelas. Rita, sin duda, fue entrañable para la comunidad puertorriqueña pues ahí le tocó dirigir la Coalición Latina, que había conformado El Reverendo Jorge Morales.

Rita fue directora de Casa Aztlán en 1994 y le tocó serlo en medio de una crisis. Rita llegó, tiró paredes y comenzó a retomar el centro para volverlo accesible para los que asistían. Mandó arreglar el mural de la fachada del edificio y se lo pidió a Marcos Raya y Salvador Vega.

Por otra parte, la Rita empresaria también tumbó paredes en el edificio donde se encuentra El Ñandú, restaurante argentino. Ahí instauró las peñas de los jueves y por ahí pasaron una gran variedad de artistas latinoamericanos. En ese lugar localizado en la calle Fullerton se escuchó el canto nuevo, jazz y piezas con guitarra.

La evocación no estaría completa sin recordar la gran victoria que junto con Rita organizamos para el alcalde Harold Washington. Pero también lloramos con profunda tristeza su muerte y la subsecuente muerte de la coalición negro-latina y el estancamiento de la política progresista.

En 1996 participamos en la gran Marcha Latina a la Casa Blanca. Esta abrió el camino para que la gente protestara frente al lugar donde se toman las decisiones tanto domésticas como mundiales. Rita fue una líder significativa en este movimiento por los derechos de los inmigrantes. Enfatiza que es algo que hoy le duele porque se siente violada: “Nos mintieron. Nos siguen deportando, creo que moriré peleando. No puedo irme de otra manera”.

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Carlos Arango. Director Ejecutivo de Casa Aztlán.

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Ahora por Rita Bustos
Sábado 5 de abril
Meztli Cultural Center
2005 S. Blue Island, Chicago IL.