Poemas de Raúl Caballero García

Poemas de Raúl Caballero García


Claude Monet: Nymph é as reflets de saule, 1916

 

Alba

 

Espinas de identidad

tus puntuales dudas son punzantes diamantes

reverberan en tus sienes,

apresuran la sangre,

te muerden

y remuerden

 

levitas etérea en una corazonada que los espejos no te devuelven

te refugias en el gris

y sin embargo eres bañada por la luz

te acoge la lluvia descalza de temores

pero perteneces al sol que te retrae

 

las certezas de ti misma

—cosas del otoño—

se fugan con el viento

 

terribles sinrazones brotan en tu seno como bruscos girasoles

el destino te ha desnudado de nuevo en un claro de luna

tu sombra dúctil alarga tu pasado plañidero donde vibran tus ensueños;

cueva

el eclipse que te petrifica

 

y vacilas ante la diadema de escarcha que conjura tu noche

y titubeas ante la corona de rayos suspendida en tu aurora

 

pero en fin

sabes

que hay un ruiseñor que te canta aún en invierno

 

 

Margarita

 

I

Hoja en blanco

tu nombre de otoño se queda desnudo

sin un pétalo solo, sin respuestas a que asirse

uno a uno se precipitan los interrogantes

con un silbido de ráfagas que son dudas

 

II

Perla perdida en la barca del ostrero

Gota de luna buscada en vano por las olas

Amada insegura que se oculta con la espuma

Errática estrella que la noche dejó atrás

Lágrima infinita en el delta del dolor

 

III

Traductora del olvido

inviertes tu tiempo en vertir tu pasado

los significados de tu alma y de tu cuerpo

esta sinrazón del viento que te arrastra

en un ocioso vértigo de recuerdos

 

 

Dafne poseída

 

El viento que soy te deshoja

frágil margarita

cuando me empujan los demonios de Apolo

los vendavales del trópico

las ráfagas del Norte

tiemblas, caen tus pétalos que dicen no;

me apaciguo y estás tranquila

jugamos juntos

te respiro y me respiras

cotidianos

céfiro, te doy vida y soy feliz

cálido, como brisa, te acaricio

entonces te deshaces en un sí

                                            y otro sí

                                                        y luego un prolongado no

                                                                                              y siempre sí

me enloqueces y —endemoniado— te penetro

te arrebato

me hundo en tus aromas

alcanzo tu néctar

y al final

tu dulzura

me vuelve música de flauta

aire acondicionado

tu deleite, frágil margarita

 

 

Tita sin fin, blues

 

Bienvenida múltiple concéntrica

llegarás con tu carga de aventuras y desventuras en el corazón

pero sabrás que tu sitio lo tienes siempre en éste que se me agolpa;

a todas partes llevas a este loco que te ama

 

La casa ha sido obscura e inmensa.

Sin ti su multiplicidad es un infinito

tú eres el centro de sus dimensiones,

el eje de mis evocaciones

donde te encuentras está mi hogar perfumado entre tus piernas

vagabundo en Nueva Orleáns

 

Has llegado maletas en mano

bolso al hombro

postales con Monet: itinerarios coincidentes,

como tus besos y tus lágrimas

infaltable equipaje de tus viajes

 

Reminiscencias del trompetista de Austin a orillas del Misisipí

el viento te golpeaba tanto como la canción del solitario

como el viejo y sucio sombrero en el piso

vacío a las siete de la mañana tu corazón lejos de mí

tus pasos hacia el Café du Monde donde mi sombra se sentó a tu lado

tu destino que se quedó en las cartas del tarot en Jackson Square

 

Saltimbanquis aturdiendo el aire/

payasos con metáforas en versos y manos/

trovadores jazzistas dándole un concierto callejero a ti y a tus amigas después de la cena/

el nieto del blues y su abuelo negros que te hicieron llorar en la plaza/

el canto de los niños que te iluminó en la catedral/

la soledad del hotel/

Todo, cada escena, es equipaje para este blues

 

Tus pasos que me devolvieron

tu proximidad que llevó mi mano a encender luces y abrir persianas

para que tus ojos miraran la Casa Alta iluminada

desde un taciturno taxi doblando la colina del cementerio

tú a punto de concentrar tu multiplicidad

en mi abrazo de nuevo por ti apaciguado.

 

La Casa Alta, Carrollton, Texas

 

Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano, para comentarios: caballeror52@gmail.com