Los zapatistas y los inmigrantes: portadores de una riqueza humanística. Entrevista con el Obispo Fray Raúl Vera

Los zapatistas y los inmigrantes: portadores de una riqueza humanística. Entrevista con el Obispo Fray Raúl Vera

El Obispo de Saltillo, Fray José Raúl Vera López, ha dedicado parte de su labor pastoral a luchar por los derechos humanos de los más vulnerables. Lucha tanto por la dignidad y el respeto de los indígenas y de los mineros como por los homosexuales, las prostitutas, los presos y los inmigrantes. El fraile platica con El BeiSMan sobre las causas de la crisis actual así como también de la esperanza.

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Nació y creció en Acámbaro, Guanajuato. Ha vivido en la Ciudad de México, vivió en Ciudad Altamirano, Chiapas, y ahora vive en Saltillo. Sabemos que cada región tiene sus características únicas, sus problemas únicos, pero ¿qué es lo que tienen en común esas regiones en el México de hoy en día?
En este momento la característica más común es el empobrecimiento creciente de la población, un empobrecimiento que tiene su fundamento en la manera de gobernanza de la clase política. Ese modo de gobernar es el de favorecer a un pequeño grupo poblacional. Es decir, se gobierna y se estructura al país en beneficio de un pequeño grupo en el que se incluyen las altas esferas del grupo gobernante. Esto es una característica que se encuentra en el centro de país pero también en el sur y en norte. Esto marca al país. Aquí entra también el tema de la violencia y la corrupción que va unida al cinismo. Hoy en día no les da pena que queden a la luz del día sus actos corruptos. Esto lleva consigo una falta de promoción de la justicia; la corrupción crece por la impunidad.

En este momento, México es un país violento en el que no solamente se da el tráfico de drogas sino la producción y la venta de estas. Vemos el pleito entre los cárteles por las plazas, es decir por la clientela que consume las drogas. Hoy tenemos, además, un problema de diversificación de los delitos; en torno al narcotráfico han surgido —según los expertos— 22 delitos de los cuales en México se encuentran 21. Es por eso que hoy nos referimos al problema del Crimen Organizado y no tanto solo al del narcotráfico. 

Además hay una fracturación de la sociedad bajo este modelo económico que impera en México y que asumió el gobierno mexicano: el neoliberalismo. Es terrible. Es la concentración del dinero en pocas manos. Acaban de salir datos impresionantes en donde solamente 10 familias ostentan una riqueza en la que todos los mexicanos juntos, con lo que producen de riqueza, solamente alcanzamos las dos terceras partes. O sea el equivalente a dos terceras partes de la riqueza acumulada en 10 familias es lo que producimos el resto de los mexicanos, que son unas 50 millones de familias, o poco menos. Esto es el México violento en el que crece la pobreza y la diferencia social. Cada día es más drástica la diferencia entre pobres y ricos. Cada vez son muchos más los pobres (y cada vez más pobres) y son muchos menos los ricos (y cada vez más ricos).

 

En Estados Unidos, durante la administración de Barak Obama, ha habido dos millones de deportados. Usted, que conoce la región de Saltillo, nos puede decir qué está pasando con los deportados en dicha área.
Acabo de presentar el problema de la distribución del ingreso tan pésimamente organizada. El nivel del poder adquisitivo del salario —según los datos que nos dan— es que en los últimos 30 años el salario se ha abatido en un 70 por ciento. Además de la población que ya existe en Saltillo están llegando muchos cuya salvación era —no solo para mexicanos sino centroamericanos y de los países pobres también— ir a los países desarrollados a ganar un dinero que les permita enviar dinero a su familia, las remesas famosas.

Ahora hay un mayor número de personas desocupadas. Vamos a suponer que se incorporan a lo sociedad, pero ¿quién está absorbiendo la fuerza laboral? ¿A qué empleo se van a incorporar? ¿De esclavos? La economía ilegal los está absorbiendo. Hay mucho trabajo en la economía ilegal, que incluye el tráfico, la venta de drogas, la extorción, el secuestro, el robo... Yo no te podría decir que nosotros estemos dando seguimiento al número de personas que llegan y se asimilan en nuestra zona. Pero sí sé decir que en estas deportaciones hay una actitud criminal por parte del gobierno de Estados Unidos. Las deportaciones las están haciendo ahí donde la gente no puede ni siquiera encontrar un respaldo. A la gente que entró a Estados Unidos por el lado este la deportan por el oeste, y viceversa. Hay una intención en la hora que expulsan a los deportados: en la medianoche, en la madrugada… Hay como una visión vengativa en todo esto, una actitud de castigo, de reprimenda. Ahí se revela un instinto de eliminar personas. pues ya no solo se trata de marginalizarlas del desarrollo y del progreso. “Si tú quieres sobresalir, si tú quieres igualarte a mí no vas a poder. Y yo te condeno no solo al hambre y al desgaste sino a la muerte de plano. No es que yo te vaya a asesinar aquí, pero te mando a un lado en donde te dé más trabajo sobrevivir.” 

Últimamente se habla de la palabra evil, el mal en el mundo. ¿Qué opinión tiene sobre este concepto?
La verdad es que sí hay una deshumanización muy grande en el mundo, pero no estoy hablando de que esa deshumanización esté totalmente extendida en todos los seres humanos. Se da en las esferas que están decidiendo por la mayoría; por ejemplo, en el caso de la debacle de la bolsa en Nueva York. En ese crack hubo una acción malévola que sirvió para que se hicieran millonarias muchas personas inmorales. Se hicieron millonarias a base de la quiebra de un montón de gente. Y luego nos enteramos que estas personas están asesorando al mismo gobierno de Estados Unidos; que esas personas que provocaron la debacle son las operadoras de las políticas económicas del país más poderoso del mundo. Esto es muy grave en la organización de los modelos económicos y políticos del mundo. Ahí está enclavado el cinismo y la deshumanización. Al lado de la Bolsa en Nueva York hay centros de prostitución de altísimo nivel. Se exhiben, van a despilfarrar el dinero pagando a mil dólares la hora con estas personas que trabajan en la prostitución. 

Por supuesto que sí hay una descomposición. El modelo económico que priva hoy en el mundo fue diseñado para no permitir que la energía ni los recursos de la Tierra se distribuyan de manera equitativa. 

Otro ejemplo son las reformas que el Congreso Mexicano ha hecho en el terreno del petróleo y en el campo laboral. La finalidad es malévola en un cien por ciento y, además, están mintiendo al decir que el país va a mejorar mucho al compartir las ganancias petroleras con los países poderosos del mundo. ¿Cómo es posible que estén diciendo que México no necesita más refinación de petróleo cuando estamos comprándole petróleo a Estados Unidos y la gasolina sube y sube? El ascenso del precio de la gasolina en porcentaje es altísimo y eso recae en el costo de la producción de alimentos. Están diciendo una cosa y nosotros vemos otra. Eso es el evil. Y no es precisamente porque el diablo se esté apoderando del mundo; no. Hay personas con mentalidad totalmente desquiciada, son los que configuran los modelos mundiales. Yo veo una acción del mal, pero no vamos a atribuirlo a un misterio. Está en la voluntad humana. Ahí está la elección del mal, la elección del absurdo por parte de personas. No le voy a atribuir al diablo todo eso. Son seres humanos con rostro y nombre. Ya vivimos en un mundo bastante secularizado como para volver a decir que el rayo cae porque es un castigo de Dios. No, señor. Son personas degradadas totalmente de su calidad humana, inmorales.

 

Habla de la deshumanización y como ejemplo me gustaría mencionar como las humanidades se han desterrado de los programas de enseñanza tanto en México como en Estados Unidos. ¿Qué esperanza puede haber ante la crisis actual si las humanidades nos brindaban una alternativa a dicho modelo económico?
El día de hoy hay una emergencia en la sociedad, hay una emergencia de los pobres y los pequeños que están organizándose. Acabamos de celebrar los 25 años de existencia de la fundación del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas. Invitamos a los grupos que como nosotros están buscando la restructuración de la sociedad.

La migración de la que hablábamos hace un rato es una emergencia social. Los migrantes del mundo están hablando de manera muy sensata. Hay una carta mundial de los migrantes extraordinaria donde describen de manera muy sabia el origen de todo esto. Desenmascaran estos modelos económicos espantosos y terribles que generan movimientos forzados de personas y señalan a aquellos que son los beneficiaros de la inequidad en el mundo. Y son las grandes corporaciones internacionales que vienen a los países pobres a pagar una miseria con la complicidad de nuestros políticos. Reitero que hay una emergencia en la sociedad, pero a la vez son los pequeños los que se están organizando y apuntando hacia una sociedad diferente. 

Por otro lado, en las escuelas no quieren dar las asignaturas en donde se forma la conciencia social, la conciencia humana…, pero el pueblo se está organizando. La esperanza es la sociedad. Hay un ejemplo muy grande: el zapatismo que irrumpe en la sociedad en 1994. Un grupo de indígenas mayas bastante minoritario, que es el que asume las armas, irrumpe en la sociedad para decir “aquí estamos y queremos aportar lo nuestro. No queremos tomar el poder, queremos equidad en la organización pública, queremos justicia, queremos el respeto de nuestra cultura y de nuestra dignidad”. Aparentemente se hacen unas leyes que incorporan a los grupos originarios de México como sujetos de derecho. El presidente de la república de entonces, el señor Zedillo, y los legisladores se niegan a firmar los Acuerdos de San Andrés, pero los hermanos indígenas que crearon este movimiento para pedir dignidad siguen caminando. Tienen autonomía en sus municipios y están transmitiendo la cultura humanística de ellos.

Yo estuve en el Centro Fray Bartolomé, donde se celebró un foro internacional de derechos humanos. Son unas instalaciones que fueron creadas para ofrecer clases de artes y oficios a los muchachos indígenas, pero hoy hay ahí una Universidad de La Tierra; así se llama, que está volviendo a lo que fue la Pax en los Estudios Universitarios, en donde se generaba sabiduría. Nadie está ahí porque quiera tener un título de interés comercial o con un interés pecuniario. No, no, no... Ahí se llega expresamente a compartir sabiduría. Es muy interesante el concepto que hay en esa Universidad de la Tierra y que vuelve a las raíces de un humanismo auténtico. Entonces yo sinceramente no creo que la esperanza esté en los que están decidiendo los modelos del mundo.

 

¿Tiene un mensaje para la comunidad en Estados Unidos?
Para mis hermanos en Estados Unidos quiero decirles que están ahí como portadores de esperanza, como portadores de este modelo de sociedad que es el que tiene que prevalecer, que no están ahí ni como esclavos ni como arrimados. El ser humano tiene derechos, tiene dignidad —y esto lo digo como cristiano que soy—, es un don que Dios le regaló y la dignidad propia es reconocida por todos los instrumentos internacionales de derechos humanos y de derechos humanitarios. Es un hecho que nadie puede borrar ni aplastar. Quienes están ahí dentro de nuestra cultura, y que les están diciendo que llegaron como inmigrantes que no olviden nunca que están ahí para fortalecer valores. Jamás dejen que el espejismo del racismo, que el espejismo de la xenofobia y que el espejismo de quienes creen que una determinada raza humana es la dueña de la Tierra, les aplaste el corazón y les haga sentir que son nada.

En ocho años yo pude rescatar una situación sumamente delicada en Guerrero al darles importancia a los campesinos, al darle importancia a la mujer, al darles importancia a los pobres. Había una división espantosa que los mismos campesinos, las mismas campesinas, los mismos pobres le dieron una configuración distinta a la iglesia de Ciudad Altamirano. Aquí en la Diócesis de Saltillo también estamos haciendo un plan pastoral en donde el primer lugar lo tienen todos los bautizados… Los sacerdotes y el obispo nos ponemos en una actitud de una iglesia de iguales, en donde todos tenemos palabra, en donde todos somos piezas importantes en la construcción de la comunidad y así queremos que suceda con respecto a la construcción social. Esto lo logró don Samuel Ruiz en San Cristóbal de las Casas. Encontró un pueblo de esclavos. Cuando Ruiz llegó a esa diócesis encontró a unas personas viviendo acasilladas en las fincas. Y el día de hoy hay un florecimiento, una riqueza que el mismo indígena la ha hecho fluir y la ha hecho vigorosa. Esto es a lo que hay que apostarle en este momento, y ustedes los inmigrantes en ese país tienen la gran oportunidad de darle un contenido humanístico a la sociedad. Son ustedes portadores de esta riqueza.

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