La revolución de nuestros tiempos

La revolución de nuestros tiempos

La historia documenta el inicio de la lucha por los derechos de los homosexuales a principios del siglo pasado, pero el punto de mayor transformación de un largo camino recorrido se registró en la primera década del siglo XXI, cuando se convirtió en la revolución social más reciente, intensa y mundial.

Hoy se conoce como el Movimiento LGBT (Lésbico, Gay, Bisexual y Transgénero), se identifica con la bandera multicolor del arcoíris, y aunque no tiene líderes formales que sobresalgan, mantiene una estructura de organización común que funciona en algunas regiones más que en otras.

La particularidad de esta revolución es que no ha requerido de armas ni enfrentamientos violentos en su reclamo, pero sus conquistas han sido numerosas y han ido de la mano del cada vez menos demonizado concepto de homosexualidad, que incluye a todos los que tienen una preferencia sexual por su mismo género.

Los primeros diez años de este siglo sirvieron para aglutinarse y mostrar al mundo que son un sector de la sociedad dispuesto a defender sus derechos humanos, mientras que la segunda década les ha dado confianza para declarar y vivir abiertamente su homosexualidad, lo que incluye a numerosos personajes públicos.

Antes hubo muchos episodios de protesta contra la clasificación de enfermos o depravados, así como por despenalizar las prácticas homosexuales, pero al iniciar el siglo XXI el reclamo se orientó a la igualdad de derechos civiles frente a las parejas heterosexuales.

Los resultaron de este movimiento organizado iniciaron su consolidación en la presente década a nivel mundial, aunque no en todas las regiones y al mismo nivel. En el caso específico del estado de Illinois, después de la aprobación de las uniones en el 2010, este año se cuenta con los matrimonios entre parejas del mismo género a pesar de la oposición de la Iglesia Católica.

 

De origen alemán

El mayor antecedente de este movimiento social y político se dio en 1969 con los disturbios de Stonewall. Sin embargo, la historia registra tres periodos del reclamo homosexual, el primero de ellos ocurrido a finales del siglo antepasado en el que figura el alemán Heinrich Hössli como el primer activista gay debido a sus escritos.

Los registros anteriores señalan que hasta la segunda mitad del siglo XIX la mayoría de países occidentales consideraban la sodomía un delito, y los homosexuales recibían sanciones de cinco a diez años de prisión o la pena de muerte. Casi al finalizar ese siglo empezaron a surgir en Alemania iniciativas por la reivindicación de sus derechos (1).

El primer periodo abarca hasta la Segunda Guerra Mundial y destaca la creación de organizaciones como el Instituto para la Investigación Sexual, en Reino Unido, que además de estudios sobre la homosexualidad impulsó la creación de la Liga Mundial por la Reforma Sexual, reclamando derechos civiles y la aceptación social de los homosexuales y transexuales. En 1929 se promovió la despenalización de la homosexualidad en Alemania, pero la situación económica y política de la época terminó con esa posibilidad, y el clima de tolerancia desapareció por completo con la llegada del régimen nazi al poder en 1933.

No obstante, la iniciativa alemana se extendió por Europa Occidental y Estados Unidos. Un segundo periodo se establece de 1945 a 1960, con el surgimiento del llamado Movimiento Homófilo en Suiza después de la Segunda Guerra Mundial. 

El término homófilo, que significaba amor entre iguales, fue adoptado como alternativa a la palabra homosexual para enfatizar el amor en lugar del sexo, alejarse de la imagen negativa y estereotipada del individuo sexualmente promiscuo, así como obtener aceptación y respeto.

Ese periodo fue de transición hacia el Movimiento LGBT y se caracterizó por la formación de las primeras organizaciones de gay y lesbianas, además del apoyo de sociólogos y psicólogos que desafiaron la creencia común de que los homosexuales eran enfermos y mentalmente inestables.

“En 1950, en Estados Unidos la homosexualidad estaba marginada del servicio público, en la ley y la medicina, y era vista como una perversión, una debilidad de carácter y una amenaza a la forma de vida de este país”, documentó la socióloga Ann Ripberger (2).

Un declive de esas organizaciones redujo el uso del término homófilo. Fue entonces que surgió el Movimiento de Liberación Gay a partir de los disturbios de Stonewall en 1969, fecha en que inicia el tercer periodo, prolongado hasta la actualidad.

El 28 de junio de 1969, en la Villa Greenwich de Nueva York, hubo protestas que duraron tres días en las calles como reacción a una redada policial en el bar de ambiente gay llamado Stonewall Inn. Era la primera vez que la comunidad homosexual se enfrentaba contra las fuerzas policiales.

Como resultado se unieron pequeñas organizaciones homófilas que aún existían y surgieron otras más en Canadá, Francia, Reino Unido, Bélgica, Países Bajos, México, Argentina, Australia y Nueva Zelanda. En ese periodo se adoptó el nombre de Movimiento de Liberación LGBT.

De acuerdo con la socióloga Elizabeth Armstrong, la trascendencia de los disturbios de Stonewall se debe al cambio de mentalidad ocurrido en la sociedad en la década 1960, lo que consolidó al movimiento homosexual una década después debido a las condiciones específicas de ese momento (3). 

“Tuvo que ver con la forma en que el movimiento homosexual interactuó con la nueva izquierda, lo que produjo una intensa creatividad cultural, nuevas identidades, nuevas formas de concebir el interés homosexual y nuevos modelos de organización”, agrega.

“La estrategia de salir del clóset fue una política inventada de identidad gay, y un rápido declive de la nueva izquierda en la década de 1970 facilitó el entorno político a los activistas homosexuales para alcanzar consenso sobre cómo proceder”, asegura en su libro Forjando Identidades Gay (4).

A principios de la década de 1970, se dio un giro hacia la construcción de la identidad gay y celebración de la diversidad, lo que reemplazó la búsqueda de la transformación social como meta. Un cambio ideológico que provocó la rápida proliferación de una gran diversidad de nuevas organizaciones homosexuales.

 

Feministas lesbianas

Al finalizar esa década surgió en Estados Unidos el llamado “feminismo lésbico” en respuesta a la exclusión del movimiento de liberación de las mujeres que sufrieron las lesbianas una década atrás, lo que incluía actitudes hostiles hacia ellas, rechazo o menosprecio a su reclamo e incluso la clasificación como asunto sexual y no político.

Las feministas lesbianas buscaron distanciarse de los estereotipos de los “roles masculinos”, la masculinidad y el patriarcado, que las señalaba como cómplices de los hombres, y establecer que a través del sexo buscaban comunicarse, “obsesionadas con el amor y la fidelidad” (5).

Esta ideología logró colocar a las lesbianas a la vanguardia del feminismo, de tal manera que las activistas heterosexuales fueron vistas como inferiores a causa de su continua asociación con los hombres, y terminaron abandonando el movimiento. Durante diez años el feminismo lésbico en Los Ángeles participó en el activismo político sin apoyo moral ni financiero (6).

Antes de Stonewall, la cultura lésbica consistió en bares, casas particulares y campos de softbol. Pronto su capacidad de organización logró la creación de medios de comunicación, producciones culturales centradas en la mujer, espacios de conferencias y centros comunitarios. Además, las lesbianas se unieron a los hombres gay para desafiar la reacción homofóbica.

Sin embargo, su ingreso al movimiento de liberación femenil generó el ataque de los hombres y el uso de la etiqueta de “lesbiana” para acabar con el aumento de la autodeterminación de las mujeres.

 

Por ley, no por sexo

Mientras que los activistas de las generaciones anteriores habían luchado sobre todo por una mayor aceptación, las generaciones siguientes a la revuelta de Stonewall exigieron el reconocimiento social y la igualdad de derechos.

Al inicio del siglo XXI predominó el debate sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, y en la presente década hubo un cambio de argumentos por igual en opositores y defensores. En esto han contribuido los medios informativos, los derechos legales y la conexión personal con la comunidad homosexual, vinculados a un cambio nacional hacia una mayor aceptación de los gay y lesbianas.

Muchos avances se registraron en las cortes de Estados Unidos en materia de derecho de los homosexuales durante los primeros diez años de este siglo, otorgando más victorias en los tribunales al activismo gay.

Los opositores, por su parte, tuvieron que reducir motivos religiosos y morales por los que rechazan la homosexualidad por considerarla un acto sexual inmoral, modificar su lenguaje y comenzar a depender más de los argumentos basados —en la investigación científica social, los valores familiares, las discusiones sobre la procreación y el bienestar de los niños.

El activismo judicial de los gay enmarca sus argumentos en el deseo de obtener los mismos derechos en el matrimonio que los heterosexuales, específicamente los beneficios legales de ser un cónyuge, como seguro de salud, herencia, así como implicaciones sociales más amplias (7).

El primer país en legalizar los matrimonios homosexuales fue Holanda, en abril del 2001. Siguieron otras naciones europeas y americanas en reconocer los matrimonios o lo más cercano a ellos: las uniones civiles.

En Estados Unidos este derecho solo está en efecto en nueve entidades y el Distrito de Columbia, mientras que en México en dos: el Distrito Federal y Quintana Roo. Vermont se convirtió en el primer estado de la unión americana en reconocer legalmente las uniones civiles entre parejas de gay y lesbianas.

No obstante los avances, aún existe una marcada división de opiniones sobre el tema en este país. En la primera década del tercer mileno una gran proporción de estadounidenses se oponía al casamiento de homosexuales, de acuerdo con un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Michigan.

Los estadounidenses de más edad eran más propensos que los más jóvenes a apoyar la definición tradicional del matrimonio, así como los habitantes con menos educación formal, los cristianos conservadores y las personas que viven en el sur. Sin embargo, esta oposición ha ido disminuyendo en estos 14 años del siglo.

Una serie de encuestas aplicadas por el IIS al finalizar el siglo XX mostró que dos tercios de los entrevistados estaban en contra del matrimonio homosexual, al calificar esa unión como exclusiva de un hombre y una mujer, explicó el sociólogo Wayne Baker, profesor en la Escuela Ross de Empresas en la UM, y coordinador de los sondeos.

Los avances acelerados en la opinión pública en este siglo se indican en varias encuestas posteriores que ubican, por ejemplo, una oposición de 5 a 1 al matrimonio entre personas del mismo género en 1996 contra el 2 a 1 en el 2004; y del 35% aprobatorio del 2002 al 46% en 2006.

“Es evidente que ha habido un cambio hacia la aceptación de las relaciones homosexuales, así como hacia un reconocimiento legal de estas uniones. Cambios marcados en la aprobación de un asunto que acaba de llegar en el panorama político y legal hace más de una década”, indica Baker en la evaluación de los sondeos.

Diez años después, los discursos de los defensores y opositores del matrimonio entre personas del mismo sexo se orientan menos a cuestiones como los principios religiosos, la moral y la procreación, y más en torno al bienestar de los niños, el matrimonio como institución, el activismo judicial y la discusión de derechos constitucionales.

El cambio de los argumentos tiene que ver con la investigación científica que demuestra que la homosexualidad puede ser genética, criterios sociológicos en relación con la paternidad gay y adopción, así como los avances en los tribunales de los derechos de gay y lesbianas, entre otras razones (8).

En los últimos años, la discusión del matrimonio entre personas del mismo sexo cambió al lenguaje de la igualdad de derechos. Esto refleja la sustitución en el discurso de los valores de la moral y la religión por un argumento más neutral, lo que puede llevar en poco tiempo a una mayor aceptación de la homosexualidad, consecuencia directa de la más reciente revolución social que ha experimentado el mundo.

FUENTES

1).-Miller, Neil. Out of the Past. Historia Gay desde 1869 hasta el presente. Nueva York. 1995

2).-Ripberger, Ann. Los Homófilos y Los Científicos Sociales. Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Michigan.

3).-Armstrong, Elizabeth A. “Crisis, Collective Creativity, and the Generation of New Organizational Forms: The Transformation of Lesbian/Gay Organizations in San Francisco”, 1969-1973. Universidad de Indiana, Departamento de Sociología, 2002.

4).-Armstrong, Elizabeth A. Forging Gay Identities: Los movimientos gay en Estados Unidos, el enfoque cultural e institucional 1950-1994. Chicago: University of Chicago Press 2013.

5).- Echols, Alice. “The Eruption of Difference”, Daring to be Bad: Radical Feminism in America, 1967-75. University of Southern California.

6).- Retter, Yolanda. “Lesbian Activism in Los Angeles (1970-1979)”. UCLA Chicano Studies Center.

Whitam, Fredrick L. “1977 El papel de homosexual: A Reconsideración”. In Social Perspectives in Lesbian and Gay Studies. Edited by Peter M Nardi Andy Beth E. Schneider. London: Routledge. 1998

7).- Kantrowitz, Alan. “The New Face of Marriage”. Newsweek Magazine. 1 March 2004.

Pinker, Steven. “Sniffing Out the Gay Gene”. The New York Times. 17 May 2005.

Miller, Lisa. “Sex or social justice? The war between the religious right and believers who want to go broader” Newsweek. 13 November 2006.

8).- Crehan, Margaret and Katherine Rickenbacker. The Changing Debate on Same-Sex Marriage in the United States. Ann Arbor, MI: MPublishing, University of Michigan Library, vol. 20, Fall 2006-Spring 2007.

9).- Sherrill, Kenneth y Alan Yang. From out laws to in laws. Hunter College, Columbia University. Public Perspective. Ene-Feb 2000.

Flavia Irene Rodríguez. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Durante más de 30 años ha ejercido su carrera en distintos medios informativos, principalmente en el área financiera, aunque su pasión es la cultura y la política.

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