La de los dólares

La de los dólares

Yo voy a ser la de los dólares. Yo voy a ser la que va a vivir del otro lado legalmente. Yo voy a ser la que va a ir y venir a su mero gusto. Porque soy la única que tiene aspiraciones en esta familia, yo voy a ser la que tenga todo. Yo voy a ser la que le dará dinero a mamá para que se compre lo que quiera. Yo voy a ser la de los dólares y no mis hermanos, tampoco mi papá, que nomás sirven para pura madre. Y como el dinero lo voy a tener yo, voy a ser la jefa de todos en la familia, y vamos a tener reuniones para decidir esto o lo otro, y me van a pedir opinión cuando quieran hacer esto o lo otro, hasta mis primas y mis tías van a pedirme consejo, y yo a todos los voy a escuchar sin mirarlos, observando nomás mis uñas de la mano derecha o de la mano izquierda y cuando se me dé la gana, les daré la solución a sus problemas. Porque yo seré la única que va a tener la capacidad de resolver los problemas de todos. Es más, cuando los visite y haya comidas familiares, me van a sentar en la cabecera de la mesa porque voy a ser la jefa. Y es que mis hermanos y mi papá, mis tíos y mis primos no sirven pa pura madre, pero como yo voy a ser la de los dólares, voy a cambiarlo todo en la familia. 

Me voy a casar con ese señor del anuncio: “Busco esposa mexicana que sepa cocinar, ofrezco green card”. Porque seguro es un señor, un señor feo y gordo, viudo o divorciado y de mal carácter, un señor que no tiene nadie que lo cuide. Un señor gringo. Un señor gringo que sabe que las mexicanas podemos hacer todo y más. O un señor chicano, sí, un señor chicano de esos que no hablan ni inglés ni español bien, pero necesitan una esposa para presumir por la calle. Una esposa mexicana que les ayude con su nostalgia. El gringo me va a ver y va a decir “you so pretty”, o si es un pocho chicano, va a preguntarme “¿How old are you mija?” y yo le voy a decir “nevermind that, que es una de las frases que aprendí desde chica en la tele. Luego, en español, con el acento bien marcado, le contestaré a mi pretendiente gringo o chicano “Joney, para el amor no hay edad, ¡cum on! Y le voy a sonreír, y me voy a poner un mechón de cabello detrás de la oreja, y me le voy a acercar y le voy a hacer ojitos, y vamos a conocernos más y no me va a terminar de gustar nunca pero no importa, porque cuando una tiene aspiraciones tiene que hacer lo que sea para alcanzarlas. Mi novio, mi pretendiente, mi futuro marido va a venir a la casa a pedir mi mano, porque ese va a ser mi requisito, “if you wanna marry me, pídale mi mano a mis papás. Pero antes de que venga, le voy a contar a mi mamá mi plan y ella me va a decir “no Marisela, ¿cómo es eso de que te vas a casar con alguien que ni conoces?”. Y yo le voy a contestar que es lo que una tiene que hacer para salir de esta pinche vida, dar el paso, aventarse, contestar anuncios del internet de gringos o chicanos que buscan esposa mexicana. Mi mamá se va a soltar llorando, porque mi mamá se suelta llorando por cualquier cosa, y yo le voy a decir que no se preocupe, le voy a decir que es lo que quiero, que es mi felicidad y que también puede ser la suya. Mi mamá se va a limpiar los mocos y luego me va a mirar con miedo y me preguntará “¿y a tu papá qué le vas a decir?”. Y yo le voy a tener que recordar, una vez más, que ya es hora de hacernos a la idea de que mi papá y mis hermanos y mis tíos y mis primos, todos valen madre. “Y cuando pueda, te voy a traer a vivir conmigo y estaremos las dos en el otro lado, paseando en el carro que de seguro me va a comprar mi esposo y comiendo filetitos bien jugosos, dándonos la gran vida”. Y no va a ser mentira, porque eso es lo primero que le voy a decir al señor, que, si se quiere casar conmigo y tener todos los derechos que un esposo tiene sobre una esposa, entonces me tiene que comprar un carro, aunque sea de segunda, y prometerme que me va a dejar traer a mi mamá para que viva conmigo. Y él va a decir que sí porque para entonces ya le habré dado muchos besos, besos bien ricos, besos bien apasionados, besos que va a querer cada mañana y cada noche, y se los voy a dar, se los voy a dar si me da dólares. 

Yo quiero ser la de los dólares, yo quiero salir de esta casa, de este barrio, de esta ciudad, porque, aunque Nogales nos ha dado todo, aunque en Nogales hemos nacido todos, aquí nadie se quiere quedar porque no hay nada, aquí ya nos acabamos todo, hasta las calles y los puentes, y yo no quiero ser de esas que nacen y mueren en la misma ciudad sin saber nada de nada del resto del mundo. Yo quiero vivir en el otro lado, en Arizona o California, en Texas o en Montana, en donde sea que este señor viva o quiera vivir, ahí también yo voy a vivir, y voy a ser feliz en mi casa de pisos y techos de madera, en mi casa con triturador de basura en el fregadero y con rendijas de calefacción en el piso, mi casa con abanicos de techo y alfombras hasta en el baño. A lo mejor mi casa va a ser chiquita, pero no importa porque va a ser mía, y va a tener de esas lavadoras con secadora encima, y ahí mientras yo meto o saco la ropa, mi esposo, mi señor gringo o chicano que quiere una mujer que le haga todo, ahí me va a abrazar o agarrar de la cintura, o ahí se va a enojar por no lavar a mano la camisa que me dijo que se lava a mano, y yo no voy a llorar, yo no le voy a pedir perdón, voy a lavarla a mano y me voy a jurar nunca equivocarme para que no me vuelva a hablar en ese tono. 

Mi esposo y yo vamos a tener muchas cosas juntos, a lo mejor hasta hijos con apellidos mexicanos y nombres gringos, o al revés. Y aunque yo no quiero hijos, como tampoco quiero un esposo viejo gringo o chicano, voy a querer a todos mis niños y niñas, los voy a cuidar, les voy a dar una buena educación, no van a salir como los pendejos de mis hermanos ni como mis primas, van a ser niños y niñas de bien, los más listos de su clase. Sí, voy a tener hijos porque a mi mamá le va a dar mucho gusto que yo le dé nietos o nietas gringas, nietos o nietas con papeles, nietos o nietas que hablen bien el inglés y que le digan “grandma, ¿whats up?”

Yo voy a ser la de los dólares, voy a ser la que traiga la fortuna y el prestigio a la familia. Voy a ser la prima o la vecina o la amiga que todos envidian por mi vida en el otro lado. Voy a ser la que esperan con ansias en navidad porque voy a traer los mejores regalos, una maleta llena de cosas para todos, cosas que no han visto más que en la tele o en las revistas. Voy a ser la de los dólares hoy mismo, porque el señor gringo o chicano con el que me voy a ver, me va a querer bajar el cielo y las estrellas ahí mismo, en ese café, me va a decir ten esto para que te compres ropa y te alimentes mejor porque “you are so skinny, mija, don’t they feed you at home?” Y yo voy a agarrar el dinero, voy echarme aire con los billetes de veinte dólares que me va a dar y luego me voy a comprar un vestido y unos zapatos. Y le voy a comprar a mi mamá una cadena con una virgencita, y le voy a decir que ya no tiene nada de qué preocuparse, porque yo, su única hija, seré la de los dólares.