José Mireles permanece preso en México mientras dejan libre a “Mamá Rosa”

José Mireles permanece preso en México mientras dejan libre a “Mamá Rosa”

Esta radiografía del caso de Rosa del Carmen Verduzco Verduzco, conocida como “Mamá Rosa”, y el de José Mireles Valverde, el fundador de las autodefensas en Michoacán, nos muestra porque en México la justica es como un juego de ajedrez: ganas o pierdes según quien esté de tu lado y no porque que existe la justicia.

Después que el arresto de “Mamá Rosa”, la operadora del albergue infantil La Gran Familia, se dio a conocer en Zamora, Michoacán, México, bajo cargos de privación ilegal de la libertad, trata de personas, y explotación sexual y laboral de menores, muchos mexicanos pensaron que ahora sí la justicia era “de adevis”.

Pero resulta que de inmediato la “Mamá Rosa” “se enfermó”, igual que en el caso de Andrés Granier Melo, el ex gobernador de Tabasco, quien desfalcó al estado en cantidad de millones y el caso de la maestra Esther Gordillo, quien a raíz de su arresto también alegó que su salud corría un alto riesgo si la metían a la cárcel.

Sin embargo a José Mireles Valverde, el doctor que organizó las autodefensas en Michoacán, que fue arrestado de repente bajo cargos poco claros, a él no se le llevó de inmediato a un hospital aunque padece de diabetes hasta que su abogada Talía Vázquez alertó a la prensa.

Muchos dicen en Michoacán que “Mamá Rosa” tiene gente “muy alta” en el gobierno que le brinda protección mientras José Mireles es un paria a quien nadie en el gobierno defiende porque su verdad es como un látigo contra ellos.

Mientras a Mireles lo llevaron esposado y con la cabeza cubierta y transportado de inmediato a una prisión federal cientos de millas lejos de Michoacán, a “Mamá Rosa” la llevaron a un lujoso hospital de Jalisco.

Y lo más curioso es que después de usar el ya viejo truco de enfermarse después de ser acusada para que ella no tenga que enfrentar a la prensa que exige aclaraciones, a “Mamá Rosa” le retiraron los cargos y agregaron que “no había ninguna acusación contra ella.”

La extraña justicia mexicana, que opera como si estuviera en un laberinto en donde uno mete la mano y espera a ver que sale, de repente dijo la PGR que a “Mamá Rosa” no se le podía imputar cargo alguno porque ella tiene ya 81 años de edad.

Yo pienso que sí la pueden enjuiciar pero en México se juega con la ley como si fuera un yo-yo.

Después de varios días de encierro, a Mireles sí lo llevaron a un hospital en donde permaneció cinco días pero de inmediato lo regresaron al Cefereso 11 en Hermosillo, Sonora, en donde lo tienen está lejos de su tierra.

De paso a Mireles le raparon la cabeza y a “Mamá Rosa” le dieron acceso por celular a su familia.

Es claro porque este nefasto caso de abuso de menores no va a ir más allá y la razón es que “Mamá Rosa” juega fútbol con los meros, meros y Mireles, por otro lado, rehúsa jugar con Alfredo Castillo y la cúpula del poder en Michoacán, la misma que Mireles ha dicho es corrupta y debe limpiarse pero no se hace nada por lo mismo de siempre: ¿como van arrestar los que están en el poder a sus propios amigos?

Por eso Fausto Vallejo está libre y muchos otros aunque es claro que los Caballeros Templarios le compraron el puesto de gobernador amenazando a los votantes en Tierra Caliente.

La veredera tragedia en todo esto es que la verdad sufre, la justicia pierde y, más que nada, todo México pierde porque de ver estos casos ya nadie cree en nada, ni en la justica, ni en la democracia ni en los líderes que se reparten el erario público, tal como lo hizo Granier Melo, en detrimento de la gente pobre y humilde que lo aguanta todo pues saben que en México no existe ese animal llamado democracia participativa.

Ni existe por igual ese concepto que dice que los gobernantes deben gobernar con el consentimiento de los ciudadanos.

En el caso del albergue “La Gran Familia” que manejaba Verduzco la dependencia Desarrollo Integral Familiar (DIF) canalizaba a los niños desde Salazar, Guanajuato, para que fueran enviados a Zamora, Michoacán.

A los padres se les hacía firmar un contrato motorizado que los padres ni entendían. Si hubieran leído se darían cuenta que estaban entregando a sus hijos hasta los 18 años. Si los padres querían recoger a sus menores, tenían que pagar 40 mil pesos.

A los niños los padres solo los podían visitar cada cuatro meses y al visitarlos no permitían que los padres estuvieran solos con ellos, tal como si fuera una prisión.

Muchos padres notaban que sus hijos estaban golpeados; muchos niños lloraban y pedían que los rescataran de ahí. Ni las bien intencionadas pero inútiles instituciones podían hacer nada contra “Mamá Rosa” porque, como decían los abogados a los padres, ella estaba amparada por el poder.

Así que algunos niños se escapaban cuando podían y los que no podían caían víctimas de violencia y abuso sexual.

Algunos en México sí merecen estar en la cárcel, como Andrés Granier Melo y Esther Gordillo y “Mamá Rosa” también aunque a ella el PRI y el ex Presidente de México Vicente Fox le quieren dar “un pase”.

Pero ¿Mireles que ha robado? ¿A quién ha asesinado? ¿Es acaso un crimen querer capturar a los criminales?

Es válida la crítica al Presidente Enrique Pena Nieto que no sabe de libros. No sabe distinguir tampoco entre personas inocentes, criminales y prisioneros políticos.

Si dejan caminar a “Mamá Rosa”, éste será el momento clave cuando miles de mexicanos podrán ver claramente que la justicia en México es sólo un juego manejado al antojo de los que tienen el poder y usado en contra de la ley para proteger a sus amigos.

Cada día que José Mireles Valverde permanece encerrado injustamente se ensancha más y más la grieta de la credibilidad de la administración de Enrique Peña Nieto, el príncipe de las portadas de revistas rosas y enemigo de los libros.

Antonio Zavala, periodista de Pilsen, estudió periodismo en la Universidad de California, en Berkeley, y en la Universidad Roosevelt, en Chicago.

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