Entrevista con las escritoras Sophie Goldberg, Sofía Segovia, y Paulina Vieitez

Entrevista con las escritoras Sophie Goldberg, Sofía Segovia, y Paulina Vieitez

 

Ayer en la noche nos reunimos en El Cantón Regio, justo en el corazón de Pilsen, con las tres escritoras y, entre explosiones aleatorias de “Las mañanitas que cantaba el rey David” y unos ricos tacos, conversamos sobre su visita a Chicago con este proyecto de Tres y contando, cuyo objetivo es abrir puentes de comunicación entre lectores y escritores de México y Estados Unidos. También conversamos sobre sus exitosas novelas y sus experiencias como creadoras de historias.

Carolina Herrera: Ustedes traen este proyecto de Tres y contando para abrir conversaciones, enlazar mentes y hermanar al público a través de la lectura en torno a temas urgentes de nuestros días: lengua, identidad, migración, exilios. ¿Cómo creen que pueden concretar este proyecto con las comunidades de Chicago?

Sofía Segovia: Creemos que, si hablando se entiende la gente, leyendo se siente a la gente. Invitando a la gente no solo a leer sino a crear literatura a partir de sus historias para crear empatía. Invitar a que se lea en otras comunidades, en otros idiomas.

Paulina Vieitez: También ha sido relevante encontrar que son diferentes miradas que se pueden intercambiar de un lado y del otro. La mirada desde México hacia Estados Unidos y viceversa. El que haya narrativas que toquen temas como migración, exilio, diáspora, etc. abren la posibilidad de acercarnos a la realidad desde una perspectiva que quizás no duele tanto, que se puede reinterpretar para reconocer lo que está pasando en el mundo. Usar la literatura como herramienta de retroalimentación.

Sophie Goldberg: Tres y contando se ha convertido en un concepto. Cuando lo platicamos, descubrimos que había mucho en común en nuestras novelas y en el interés que teníamos de explorar los temas de las novelas: el exilio, el desarraigo, aunque las historias ocurren en épocas distintas los sentimientos son los mismos, y esa parte es la que hemos querido traer como hilo conductor en este concepto.

CH: Las historias son historias de mujeres, Helena va al exilio, ahí está el desarraigo. Ventura lo mismo. Pero me llama la atención que en El murmullo de las abejas hay un arraigo a la tierra bien pronunciado. Las mujeres son muy importantes en la historia, pero el principal, Simonopio, me da la impresión de que es el símbolo del desarraigo. ¿Lo interpreto bien?

SS: Simonopio simboliza, junto con la Nana Reja y las abejas, la raíz. Son los que traen los árboles a la tierra. Pero definitivamente, el arraigo está en la familia y es lo que cuenta. Haces todo por quedarte en la tierra en donde naciste, donde perteneces, pero finalmente lo que sucede, por violencia, hambre o violencia familiar, es que tienes que irte y no sin dolor. Es muy doloroso y esa es la historia de todo migrante. En El murmullo yo cuento la historia de la migración del campo a la ciudad; eso transformó México y sigue sucediendo. La historia es la misma, abandonas todo, por el hambre, la violencia, y tienes que reinventarte en una nueva tierra.

SG: El exilio no importa si es voluntario o es forzoso, duele igual. Y esa parte la vimos en nuestras tres novelas y entendimos que México es un país exportador de migrantes. Y le duele al que se va y al que se queda. Es una doble pérdida. El que se queda tiene mucho que contar. Yo me di cuenta cuando hice la investigación de mi novela. Yo conocía la historia de mi abuela, pero cuando fui a Turquía a preguntarle a la familia allá, ellos, los que se quedaron, habían hecho de Ventura una figura mitológica. La tía que se fue a hacer las Américas. Cuando las Américas era otro mundo.

CH: Paulina, a mí me gustó mucho el recurso que utilizaste de la caja china, porque Helena es eso, una caja china. ¿Cómo se te ocurrió? ¡Sobre todo porque la historia gira alrededor de un baúl!

PV: Me parece que estamos llenos de apegos y el baúl simboliza la posibilidad de alojar todo lo que te importa. La elección de objetos que vas a meter a un baúl para emprender un viaje es delicada, pues los objetos hablan de ti. Si se abre la caja, encontrarás muchas sorpresas. La estructura narrativa es intencional, como este baúl que abres y que vas descubriendo. Se va desdoblando la narrativa, como vas abriendo posibilidades y como la novela va teniendo diferentes planos.

CH: Me gusta mucho que hayas incorporado lo de las recetas en Lunas de Estambul, muy al estilo de Laura Esquivel. Nosotros tenemos una cultura donde demostramos el amor con la comida. ¿Por qué decidiste integrarlas en la narrativa?

SG: Mi abuela fue una gran cocinera, y su manera de apaciguar la nostalgia era metiéndose a la cocina y disfrutar los aromas de la cocina de su propia madre, pero no sólo eso, llega a México y encuentra ingredientes muy distintos, que nunca había visto, que nunca había probado y decide hacer una simbiosis entre lo que ella conoce y lo que encuentra, resultando en recetas muy originales, sazonadas, y es su recurso para apaciguar la nostalgia.

CH: Es lo que la mantiene unida a su raíz.

SG: La cocina se convierte en un cordón umbilical, mediante los aromas, los sabores. ¿Qué es lo que ha hecho la mujer siempre? Reunir a la familia alrededor de la mesa. Fue muy interesante, pues las recetas son sus recetas originales, que rescaté de papelitos y cosas que tenía mi mamá en la letra de mi abuela. Y fue divertido descubrir las cantidades exactas pues, por ejemplo, alguna decía “5 centavos de romero”. Entonces había que probarlas para ver a qué equivalían los 5 centavos. Fue una convivencia increíble, no solo con mi mamá, sino también con mi abuela en la cocina.

CH: Sofia, tu escribiste un libro hermoso, un libro sobre tu tierra. ¿Cómo se te ocurrió, fue algo anecdótico?

SS: La intención era escribir una historia desde la perspectiva de un personaje que recuerda precisamente para no olvidar. Lo escribí en el 2010, en un momento en que Monterrey, de ser un lugar tranquilo y apacible, se había sumergido en una ola de violencia similar a la que los personajes de El murmullo experimentan durante la revolución, 100 años atrás. Lo que pasa en México, también pasa en Monterrey y yo me di cuenta en el 2010 de que la gente no se acordaba de nada. Entonces para mí era muy importante hacer énfasis en el peligro de olvidar. A partir de unas anécdotas de mi abuelo, fui conectando con la historia real y decidí contarla en forma de cuento, porque como dijo Rudyard Kipling, “Si la historia se contara en forma de cuento, nadie la olvidaría”.

Carolina A. Herrera. Escritora. Su primera novela, #Mujer que piensa (El BeiSMan PrESs), fue publicada en el 2016. Es parte de Ni Barbaras, Ni Malinches, antología de escritoras latinoamericanas en Estados Unidos (Ars Comunis Editorial, 2017). Su historia es parte del Vol. 4 de la serie Today’s Inspired LatinaLife Stories of Success in the Face of Adversity (Mayo 2018). Es miembro del Consejo Editorial de El BeiSMan punto com y contribuye con regularidad a la revista. Oradora de Tedx. Vive en Naperville, Illinois.