El Apartheid de Trump

El Apartheid de Trump


Donald Trump. Foto: ABC News

El 8 de noviembre de 2016, Estados Unidos votó por el aislamiento y por sentimientos, actitudes, fobias y prejuicios que se pensaban superados, como la retórica racista y divisoria utilizada por el presidente electo Donald Trump. Y dicha actitud no fue solamente una estrategia de campaña.

En su discurso de despedida en Chicago, el Presidente Obama dijo “Hay una segunda amenaza para nuestra democracia, tan antigua como nuestra propia nación. Después de mi elección, se habló de una América post-racial. Y tal visión, aunque bien intencionada, nunca fue realista. La raza sigue siendo una fuerza potente y a menudo divisiva en nuestra sociedad”.

Esa amenaza está incluida en el programa de campaña de Trump que ofreció deportar masivamente a los inmigrantes, ampliar la barda fronteriza con México, renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, intensificar el clima belicoso en el Medio Oriente. Ante este último se pone de lado de Israel y desafía al resto del mundo que apoya un Estado Palestino. Asimismo propone una dinámica para racionar el mundo a partir de la lucha contra el terrorismo del Estado Islámico.

Por otra parte, el neoliberalismo y la globalización económica están dando un giro hacia el proteccionismo. Trump ha iniciado una campaña de amenazas contra la industria automotriz que quiera invertir en México. En conferencia de prensa el 11 de enero agradeció a Ford y Fiat Chrysler por no invertir en México. Ford no invertirá 1,600 millones de dólares en San Luis Potosí y Fiat Chrysler saldrán de México una vez que se establezcan las nuevas reglas. Trump dará incentivos fiscales a las compañías automotrices que se queden en Estados Unidos y a las que insistan en producir en México impondrá aranceles fronterizos hasta de un 35 por ciento.

A propósito, desconocemos cuál será la postura de los sindicatos estadounidenses cuando se intente promover leyes laborales, las cuales seguramente promoverán el desmantelamiento de los mismos sindicatos. Así como cuál será el impacto en los salarios del trabajador estadounidense y además de limitar el salario mínimo.

En la rueda de prensa insistió en desmontar gradualmente el programa de salud de Obama, legado del primer presidente negro. Trump se ha propuesto erradicar lo que la administración Obama entiende como un logro. No hay que olvidar que Obama se va dejando en el diván la regularización migratoria de 11 millones de indocumentados, gracias a los consejos del alcalde de Chicago Rahm Emanuel. Este último insistió en no presentar el tema al Congreso cuando los demócratas eran mayoría en ambas cámaras. La historia no perdona y Obama quedará en los anales de historia como el Deportador en Jefe.

Aunque todavía no hay una estrategia específica de cómo Trump implementará su política de inmigración. Se habrá de esperar lo peor. Es posible que Trump empleé el poder ejecutivo para conducir redadas y dejar sin efecto la orden ejecutiva de su antecesor que protege temporalmente de la deportación a los jóvenes amparados por el programa DACA.

Igualmente Trump tendrá en sus tareas inmediatas proponer los magistrados a la Suprema Cortede Justicia. Y con las dos cámaras republicanas, será difícil que los magistrados sean rechazados. Por lo tanto, Trump se investirá con la totalidad de los poderes y contará con una corte suprema anti aborto, anti gay y que podrá limitar las libertades democráticas.

En la conferencia de prensa, Trump insistió en construir el muro y enfatizó que los mexicanos pagaremos por él. Según se documentó hace una semana, el presidente electo pidió al Congreso dinero para construir el muro y México tendrá que rembolsarlo. Además acentuó que México no sacará más provecho de Estados Unidos (Sic).

Y en el plano internacional y con respecto al presidente ruso Vladimir Putin, lo considera un asset y aliado clave contra el Estado Islámico, especialmente en Siria donde el gobierno de Bashar AL-Asad ya tomó control de Alepo y la oposición fue desalojada por tropas del Estado Islámico.

En días anteriores, Trump anunció que modernizará el armamento nuclear estadounidense. Al mismo tiempo Rusia anunció que hará lo mismo; pero China, Corea del Norte también se han sumado a la carrera nuclear. Los signos de una amenaza nuclear, una guerra fría nueva y una repartición del mundo son inminentes.

Las relaciones diplomáticas con México no son respetuosas y el gobierno de Peña Nieto, por su parte, continúa actuando sin brújula. Sigue dando palos de ciego desde que Trump visitó México durante la campaña electoral y se mofó de los mexicanos. Mientras tanto Andrés Manuel López Obrador dice que sí lo tratará con respeto y sin intervenir en las decisiones internas de su gobierno. López Obrador, presidente de MORENA, se ha convertido en el puntero en las encuestas para la elección presidencial mexicana de 2018.

Falta ver cuál será la política de Trump hacia Sudamérica y si continuará la apertura hacia Cuba o habrá una envestida contra el continente. Por ahora México es lo más preocupante porque Trump lo tiene ya definido como su patio trasero.

En la conferencia de prensa del 11 de enero, Trump concluyó que a partir del 20 de enero, el gobierno de Rusia respetará a Estados Unidos como nunca antes. Y según él, Rusia, China, Japón, México y todos los países volverán a respetar a Estados Unidos. Sólo le faltó pronunciar Heil Hitler.

 

Carlos Arango. Director ejecutivo de Casa Aztlán, en Chicago.