Me enseñaron desde pequeña a callar, a decir poco, a no hacer ruidos inapropiados, a no mostrar dolor, angustia, tristeza. Me enseñaron que el dolor se vive en soledad y como me decía mi madre en sus momentos de angustia silenciosa y profunda: “la procesión se lleva por dentro”.
Mi madre me mira con amor y ojos cansados. No sabe que me pinto los labios de rojo. No sabe que me pongo sus botas. Sus diez pares de botas de tacón escondidas debajo de su cama King...
Me piden que sea un cuerpo. Me piden que sea esto suficiente de aquello como aquello. Pero nunca como eso. Quieren que escriba poesía, poesía tan solemne como la de Cavafy cuando salió de Ítaca. Que produzca incontables ensayos académicos citando a Benjamin y cuestionando a Butler. Que gane dinero suficiente para alimentar bien a mi gato. Quieren que coma saludable y que no engorde.
Atraer a la pareja perfecta es un reto para todos los machos. Un ave del paraíso fastuosa puede pasar toda su vida trepada en un palo en medio de la jungla de Nueva Guinea desplegando su brillante plumaje en formas aerodinámicas hasta parecer un cometa, sin copular jamás. Las hembras, mucho menos llamativas que los machos, se limitan a observar la danza que les presenta el cortejante, y si les atrae lo suficiente, se acercan al palo (no es albur) y se dejan “pisar”. Si no, vuelan...
Yo andaba buscando un edificio en el barrio de Pilsen para arrojarme a la banqueta y dar mi vida por terminada. Por varios días anduve buscando un edificio apropiado del cual saltar, pero la búsqueda no resultó ser tan fácil. Claro, sí había algunos edificios de tres pisos, pero algunos no eran de mi agrado...
Ofrezco mi corazón como una diana de la poeta puertorriqueña Johanny Vázquez Paz fue el poemario ganador en 2018 del Paz Prize for Poetry creado por el Centro de Escritura y Literatura de Miami Dade College en 2012. Hay dos títulos de autores norteamericanos contemporáneos que me vienen a la mente en estos momentos a propósito: el cuento El corazón delator (1843) de Edgar Allan Poe y la novela El corazón es un cazador solitario (1940) de la autora Carson McCullers...
Hoy en este día, En este preciso momento, Levanto mi voz...
Por mí, por las que tienen miedo,
Por las que ya no están,
Y por las que guardan silencio.
“…Como feminista no estoy en contra del gobierno actual y más bien me interesa participar en la construcción de un México más justo, por lo que apoyo el proyecto político de la #4T. Empero, ello no me impide externar mis desacuerdos ante ciertas acciones y posturas del presidente, sobre todo en lo tocante al derecho de salud reproductiva a nivel nacional, así como a la problemática de la violencia histórica que impera sobre los cuerpos femeninos y que se traduce en el creciente número de feminicidios...”
El sábado 27 de febrero, por la mañana, don Ramón Verdín falleció. Era dueño de El Trébol, una licorería única en el barrio de Pilsen que ha logrado sobrevivir al gentrification. Antes de la pandemia, en la parte de atrás del bar, algunos de los residentes con mayores raíces en el barrio se regocijaban entre bromas y risas, y uno que otro lamentaba su mal de amores. Y es que tal vez no haya residente de Pilsen, Chicago, que no haya pasado un momento de dicha o congoja escuchando a Chavela Vargas, Julio Jaramillo y Selena y ya con unos mezcales encima hasta los más entumidos nos atrevíamos a bailar. A manera de homenaje a don Ramón y a este icónico lugar publicamos una crónica escrita al alimón por Raúl Dorantes y Febronio Zatarain.
Al respecto del día internacional de la mujer, le comentaba a una amiga poeta lo difícil que resulta en la práctica lectora cotidiana ser consecuente con la sororidad o simplemente con la curiosidad e indagación de voces de mujeres. En la literatura, en el campo social, en la filosofía y hasta en la literatura infantil las mujeres seguimos siendo percibidas como voces otras, raras y escasas...
Quiero recuperar a la loba que habita en mí: afilar mis garras, lamerme la pelambre, desenrollar la cola que ha permanecido guardada tanto tiempo...